venerdì 22 luglio 2022

Red, White and Blue - Steve McQueen

il protagonista, bravissimo, è John Boyega, il Moses di Attack the block.

e il film, come capita a Steve McQueen, ha molto da dire, non è solo arte per l'arte.

a Londra, capitale di un impero dove tutti erano per forza inferiori, ci sono i colonizzati che vogliono diventare cittadini, o almeno rispettati da quei razzisti di merda.

Leroy sceglie di diventare poliziotto, e cambiare quel sistema da dentro.

se non si capisce ancora, il film è bellissimo, non perdetevelo.

buona visione - Ismaele


  

 

 

Evidente la portata molto attuale di questa storia, con il movimento Black Lives Matters in pieno fermento, in seguito alle vere esecuzioni negli ultimi anni di afroamericani da parte degli organi di polizia in molti stati. Non è cambiato nulla, o poco, dai tempi della schiavitù americana o dei poliziotti razzisti nell’avanzata e civile Londra degli anni ’80. Al cuore del film c’è anche il rapporto fra un padre e un figlio (un John Boyega che ce la mette tutta per superare la delusione di Star Wars), la cosa più interessante di un film rigoroso ma anche un po’ appesantito dalla sua lodevole vocazione di denuncia civile

Un padre onesto e di grande dignità, incapace di accettare abbassando la testa, e tacendo, i piccoli soprusi per il colore della sua pelle, che però vuole che il figlio righi dritto, volendolo proteggere a tutti i costi, spronandolo negli studi e poi a proseguire nella sua carriera scientifica. “Sarò l’unica tua autorità”, gli dice a un certo punto con durezza, figlio di un’altra epoca e un’altra educazione, con un concetto di “mascolinità” incapace di dimostrare a parole o con gesti affettuosi il proprio amore. Ma il figlio lo vuole onorare proprio non dandogli retta, “vendicando” i torti da lui subiti entrando in polizia e cambiandola da dentro. Come fosse un agente sotto copertura, non per vera vocazione. Un contrasto fra il pessimismo dell'esperienza e l'ottimismo idealistico della volontà, in una tensione fra due sentimenti sempre in gioco nel confronto fra generazioni e nel rapporto con una società percepita sempre più come ingiusta.

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Lo más atrapante del film subyace en cómo McQueen muestra la necesidad de Leroy por volver a sus raíces. El joven, ya en su inconfundible atuendo policíaco, visita la escuela de música de su niñez y se deja encantar por la ejecución al piano de un alumno. Esta situación se repite más de una vez. Son estos momentos, que parecen instantes de desconexión del agitado mundo exterior, los que unifican la esencia cultural que el director busca representar en Small Axe

De eso se trata su reivindicación: de la imposibilidad de despojarse del vínculo cultural y comunitario. En este episodio, lo vemos reflejado en la familia y en la defensa legítima de los principios éticos.

Small Axe: Rojo, blanco y azul también exhibe las debilidades más profundas de su protagonista: se lo muestra como alguien mentalmente fuerte pero preso de sus ambiciones. De algún modo, McQueen se niega a concederle un final feliz a su relato, porque las problemáticas segregativas siguen imperando. Y esto hace que el fuera de campo en las escenas violentas de Red, White and Blue se vuelva aún más explícito.

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John Boyega (El círculo, Detroit) interpreta a Leroy de manera formidable, consiguiendo que el espectador simpatice tanto con él que desea que su lucha no sea en vano y que, ojalá, hubieran más como él en la vida real, con ese deseo de hacer del mundo un lugar mejor para todos. También destacan notablemente Steve Toussaint (Tutankamon, Deep Water) interpretando a su padre Ken y Nadine Marshall (The Innocents, Second Coming) en el papel de su tía Jesse, siendo ambos las dos caras de la moneda en cuanto a la decisión del protagonista de ser policía.


El largometraje resulta ser otra maravilla del director Steve McQueen (Shame, Hunger) que, al igual que El Mangroveestá basada en hechos reales, concretamente en parte de la vida del policía Leroy Logan. Le puede gustar a todos aquellos que disfrutan con películas acerca del cuerpo policial, pudiendo aprender sobre un hecho tan poco conocido para muchos gracias al cual, seguramente, se abrieron muchas puertas a bastantes personas que en aquella época no habrían podido acceder a este puesto de trabajo por su color de piel.

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Este episodio puede considerarse más convencional en lo narrativo que la entrega que le precede, pero tiene un mensaje igual de emocionante y su tratamiento visual está más ajustado a lo que explica. Steve McQueen centra la cámara en su protagonista, interpretado por un fantástico John Boyega, el cual aparece en todos los planos de la película. Rodada en 35 mm., la textura de la imagen recupera el estilo de una época, muy bien recreada a través del vestuario y las localizaciones. Aunque la parte central del relato se basa en el racismo institucional dentro del cuerpo de la policía, para el director es igual de importante mostrar la complejidad de las relaciones familiares. Padre e hijo representan a dos generaciones con una manera distinta de luchar contra ese racismo. El padre busca la confrontación frontal de quién se sabe en posesión de la verdad, mientras que el hijo tiene una visión más pragmática. La relación entre ambos está filmada con mucha sensibilidad y verdad. Cuando el episodio termina, suena la canción de Al Green «For the Good Times», una agradable melodía soul que invita a saborear el tiempo presente.

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