Leonera – Pablo Trapero

ci vuole coraggio a fare un film su una donna che va in galera e lì cresce Tomás, suo figlio che nasce in cella.
ma Pablo Trapero è uno che non si tira indietro, e fa un film grandissimo, che ti cattura piano piano, e come fai a non fare il tifo per Julia e Tomás?
alla fine speri che andrà bene tutto per loro, nonostante tutto.
bravissima Martina Gusman, che ha girato in tutto quattro film, fin qui, con Pablo Trapero.
non perdetevelo - Ismaele

QUI il film completo, in spagnolo

…Un film dalle tinte forti sulla maternità e sull'innocenza che convive con il degrado quello di Trapero. Il quale però, forse a causa della coproduzione o perchè ha coinvolto quale protagonista la giovane moglie realmente incinta all'epoca delle riprese, sembra incerto sulla piega da dare alla narrazione finendo con il mescolare troppo piani e offrendo al film un finale tanto 'partecipe' quanto poco credibile nel suo dipanarsi. Resta comunque negli occhi dello spettatore la denuncia di un sistema carcerario che simula umanità (il reparto 'aperto' delle madri) mentre fa sprofondare sia le donne che la loro prole nella progressiva perdita di contatto con la realtà esterna. 
Leonera trova in Martina Gusman un'attrice capace di sostenere con intensità un ruolo difficile che potrebbe essere essere paragonato, ovviamente con le debite differenze, con quello interpretato da Crissy Rock in Ladybird Ladybird di Ken Loach. Come la Maggie di quel film del 1994 Julia suscita l'empatia dello spettatore 'nonostante' il suo carattere. Siamo cioè spinti progressivamente a cercare di conoscerla, di comprenderne la sofferenza e le ragioni. Capire perchè ha finito con il trovarsi in quelle situazioni ci aiuta a valutare in maniera diversa il suo agire successivo e ci ricorda che bisognerebbe aver camminato per un po' di km nelle scarpe altrui prima di emettere giudizi radicali.

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… Se dejaron oír también algunas comparaciones que apreciaron en el tránsito de la protagonista ecos de algún film de Carl T. Dreyer o Roberto Rossellini. Puede sonar algo temerario para los cultores de los cánones cristalizados por el paso del tiempo, pero el trabajo de Martina Gusmán, quien se carga sobre los hombros gran parte de la potencia dramática de la película, está a la altura de la Maria Falconetti de La pasión de Juana de Arco, la Anna Magnani de El milagro o la Ingrid Bergman de Europa ‘51. De todas formas, la sensibilidad del film de Trapero no se cruza, salvo tangencialmente, con la idea del calvario, del martirologio, de la locura o la beatificación.
Por el contrario, la película expone, con crudeza y transparencia, la transformación de una criatura, confundida y desestabilizada luego de un cambio drástico en su vida, en un ser humano con una idea relativamente clara de qué hacer con ella. Conocemos muy poco de la Julia anterior al encierro pero, escapándole a más de un lugar común, la vida en la cárcel no hace de la protagonista un ser ruin o descorazonado sino todo lo opuesto. Allí conoce, quizás por primera vez, el valor de la verdadera amistad junto a otra reclusa, una de las cartas maestras del guión que le da al film una potencia dramática que difícilmente podría desplegar de haberse enrollado en esa trama criminal y judicial que amaga con tomar la posta en un par de escenas.
Julia deja de ser una víctima (de otros, de sí misma) para transformarse en heroína cuando descubre la necesidad de defender incondicionalmente su maternidad, de acompañar esos primeros años de vida de su hijo a cualquier precio. En ese sentido, Leonera es el film de una dupla -actriz y realizador- que confía plenamente en el material que tiene entre sus manos, construyendo como pocas películas argentinas recientes una relación de empatía emocional absoluta con el personaje central. Por esa razón, por haber parido una historia que tiene como motor vital algunos de los sentimientos humanos más básicos sin ceder nunca a la dictadura de la sensiblería y la conmiseración, Leonera ya es un clásico del cine argentino.

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