domenica 29 agosto 2021

Hannah – Andrea Pallaoro

Charlotte Rampling non è solo la protagonista, è lei il film.

è una donna sola, il marito è in galera, non può vedere il nipote, deve dare il cane, è sola che più sola non si può, fa anche teatro, ma non basta a farla sta meglio, è una continua e implacabile discesa nella tristezza, nella depressione, nella solitudine nera, solo la morte le potrà dare tregua.

buona, triste, visione - Ismaele 


 

 

 

Optant pour une fixité presque absolue et une palette de couleurs froides (à l’image des tenues de Hannah), Andrea Pallaoro nous confronte littéralement à sa protagniste. Il porte le choix d’une approche naturaliste, impressionnant les gestes que pose Charlotte Rampling, habitée par un personnage dont elle transcende graduellement l’émoi sans craindre de se mettre à nu (un jeu d’autant plus délicat que le film comporte très peu de dialogue et que tout sentiment passe par le corps). D’abord spectateurs curieux, nous nous interessons moins aux raisons de l’enfermement du mari d’Hannah qu’à son ressenti. Aussi prétrifiés pouvons-nous être face à ce secret – dont la gravité se dessine dans la froideur d’un échange entre Hannah et son fils – nous faisons peu à peu corps avec elle dès lors que nous en percevons les failles. «Sensationnelle», elle nous habitera longtemps encore après le générique de fin.

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Hannah es un retrato intimista del dolor y la soledad de una mujer; es un sutil ejercicio de estilo basado en la elipsis y la oposición; es un análisis crítico del rol del sexo femenino en la sociedad patriarcal; es una metáfora con visos kafkianos del sinsentido de la existencia… y es mucho más. A simple vista, empero, y en la estela de su desigual debut en el ámbito del largometraje –v. gr. Medeas (2013)–, la última película del director italiano Andrea Pallaoro es meramente el minimalista dibujo del día a día de la protagonista de la historia, Hannah (una soberbia Charlotte Rampling), tras el ingreso de su marido en prisión por un delito que nunca se acaba de precisar pero que, por un conjunto de información sesgada que va diseminándose a lo largo del metraje, está vinculado al abuso de menores. Con semejante premisa, un filme más convencional habría ahondado en el distanciamiento de ambos cónyuges o en el rechazo social que, ante este tipo de delitos, padece una persona con independencia de su inocencia o de su culpabilidad. Si bien es cierto que ambos elementos están presentes en la narración, a Pallaoro sobre todo le interesa incidir en el conflicto interior de Hannah, cuyo periplo es una lacerante trayectoria de descenso a los infiernos por el hecho, simple pero crucial, de seguir adscrita al papel que lleva representando toda su vida…

…es inevitable no pensar asimismo en el clásico de Chantal Akerman Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles (1975). Como en este, Pallaoro incide en la vacuidad que encierra la rutina diaria de la protagonista, bajo la cual se ocultan su rabia y su frustración. En última instancia, es posible rastrear en Hannah a otras heroínas trágicas de la ficción, como la Gertrud (1964) de Carl Theodor Dreyer –en su consciente alejamiento de la realidad– o la Mija de Chang-dong Lee en Poesía (2010), abocada igualmente a la soledad y la incomprensión en la edad en la que más apoyo habría de menester y asida solo a la única ilusión de unas clases para adultos…

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Hannah es una película que no funcionaria en absoluto sin la magnífica actuación de Charlotte Rampling que le valió el premio a mejor actriz en el pasado festival de Venecia. Ella se encarga de que todas sus acciones por pequeñas que sean estén condicionadas por todo la trama en off que carga sobre sus espaldas. Conseguimos aproximarnos a ella de una forma física como psicológica y sentirnos desesperados. Su único defecto es que la pasividad de las acciones, el ritmo en que suceden y los pocos estímulos que prevalecen nos acaben desconectando de ella.

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Andrea Pallaoro tenta la difficile operazione di mettere in scena l’isolamento, la desolazione interiore e il dolore dovuto al progressivo sgretolamento della vita sociale della protagonista. Nonostante la solita formidabile prova di Charlotte Rampling, di diritto fra le pretendenti per la Coppa Volpi per la migliore interpretazione femminile, Hannah si rivela un’opera ostica e spossante anche per gli spettatori più navigati, a causa di una messinscena fredda, statica e dai tempi eccessivamente dilatati, che alla lunga creano un totale distacco fra ciò che avviene su schermo e chi lo guarda.

La macchina da presa segue discretamente e con approccio minimalista la triste esistenza di Hannah, servendosi di lunghi piani sequenza e dell’espressività della Rampling per dipingere il lento inabissamento e l’inesorabile estraniazione della protagonista, vittima dei propri demoni interiori e di un insopprimibile disagio di vivere…

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Hannah nos muestra a una Charlotte Rimpling que está en estado de gracia, pocas veces ha estado mas autentica y su interpretación pone la piel de gallina, parece mentira que sea un joven, y desconocido, director italiano que haya sacado lo mejor de ella. La actriz francesa está inmensa y refleja como nadie el dolor interno de alguien que se está desmoronando y sabe que va a tocar fondo, no hay marcha atrás. La cámara se enamora de la actriz, la devora y le sigue hasta retratarla de una manera brillante que se agudiza gracias a la magnifica fotografía de Chayse Irvin, un artesano de la fotografía donde cada trabajo parece sacado de distintas miradas, ganas tenemos de ver su ultimo trabajo junto al polémico Spike Lee.
Andrea Pallaoro dosifica de manera inteligente un relato que con aportaciones mínimas consigue interesar al espectador que quiere saber más y desgraciadamente no siempre el director da toda la información necesaria. Somos conscientes que es una película no apta para todos lo públicos en buena medida por la arriesgada propuesta elegida donde nada parece avanzar y si el espectador se muestra impaciente es posible que se sienta engañado y consiga indignarse por la lentitud de lo que nos expone el director italiano. Si por lo contrario este se deja llevar uno acaba seducido por una propuesta que resulta incomoda en el planteamiento a la vez que fascina como nos lo va contando.
Brillantemente rodada, no tanto en lo narrativo, Hannah es un brutal reflejo de una sociedad que prejuzga de antemano y no da opción a la defensa. Una película que como una ecuación de matemáticas nada parece tener sentido cuando se empieza pero que al finalizar uno se da por satisfecho por haberla resuelto y entender lo que nos propone el autor en la obra…

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