martedì 21 giugno 2022

Christine – Antonio Campos

siamo nel 1974, Christine lavora in una piccola tv locale, ama fare la giornalista per migliorare il mondo, la costringono a fare la giornalista di merda (cosa che da allora succede sempre più).

Christine è quasi sempre sola e d è propriodepressa, non vede un futuro posotivo, e si chiude semprepiù, nel suo nicolo cico senza uscita.

il film è davvero bello, la protagonista Rebecca Hall è bravissima e Antonio Campos (è il primo, ma non ultimo, suo film che vedo) è bravo anche lui.

buona (giornalistica) visione - Ismaele



 

 

 

 

 

…La regia di Campos è nervosa, asciutta, attenta a cogliere tutte le sfumature della brava attrice. Non ci sono virtuosismi registici, non vi è un indugiare sugli aspetti macabri. Nel film traspare l’empatia, concetto che ritorna numerose volte nella pellicola, che il regista prova verso il personaggio di Christine.

La sceneggiatura è completa e minuziosa nel tratteggiare l’inquietudine del personaggio, l’ambiente lavorativo e, soprattutto, l’ambiente sociale del 1974, anno in cui Nixon la faceva da padrone e la spettacolarizzazione delle notizie prendeva sempre più piede. Si deve ricordare che, a quei tempi, il telegiornale non aveva inserti filmati e le notizie erano tendenti alla positivizzazione.

Dopo, ci si accorse che il pubblico era freneticamente attento e curioso per le questioni truculente e le notizie raccapriccianti, e i TG non hanno dovuto far altro che regolarsi di conseguenza. Il film racconta molto bene questo momento storico e fa riflettere sulle nostre colpe come spettatori.

Christine è un film splendido, in cui non si può che provare tenerezza per il personaggio tragico della protagonista. Rebecca Hall si cimenta in un ruolo indimenticabile e ricco di sfumature. 

da qui

 

Ningún telespectador que viera en 1974 a la presentadora de informativos Christine Chubbuck podía si quiera imaginar su gesto. Ese azote terrorista que propinó aquel 15 de julio fue una respuesta radical a su impotencia, al tiempo que un aviso amargo contra un medio de comunicación vendido a la tiranía de las masas, obsesionado con las cifras de audiencia. Una televisión que explota incesantemente imágenes y fabrica con ellas impacto, a costa de reducir la vida a escombros de banalidad. En La Société du Spectacle (1967), Guy Debord ya advertía que cuando la televisión deviene en espectáculo, se desdibujan los límites del yo y del mundo. Por eso Antonio Campos, al abordar una de sus víctimas, construye un retrato que la desplaza constantemente del centro. Tanto para el cineasta como para una soberbia Rebecca Hall, la verdadera Christine se halla en el fuera de campo de la imagen. Dentro sólo es pura tensión. Como dice el locutor líder, su adorado George, delante de las cámaras, cuando estamos en el aire, «es como si todos tuviéramos diferentes versiones de nosotros mismos compitiendo para llegar al verdadero». Una lucha interna que persiste en Christine. Su psicología responde a la figura del oxímoron, es decir, expresa una característica y su contrario. Es dura y frágil, reservada y explosiva, torpe y ambiciosa, impaciente y calculadora, triste y feliz. Su pensamiento tampoco parece lineal: en su cuaderno personal, anota y avanza; retrocede, subraya y tacha. No resulta raro que, como Holly Hunter en Broadcast News (Al filo de la noticia, 1987), se le ocurra alterar el montaje de un vídeo tres minutos antes de dar la noticia. Ni que, ante tanta contradicción, acabe saliendo de sí misma y acuda a la llamada del exterior, como hace la protagonista de un filme que contempla, Carnival of souls (1962). Empeñada en impresionar con un reportaje y obtener un ascenso, sale a cazar el espectáculo más grande de todos: ¡la vida!, como decía Albert Brooks en Real life (1978). Pero no nos equivoquemos, aunque estén presentes, Christine no es la suma de todos estos referentes. Acoger las palabras de otros y considerar las opiniones ajenas, activa en su caso el impulso de anularse. Una tendencia más bien paranoica la conduce a reafirmarse en su negación. Pero... ¿cuál es esa imagen de partida que ella rechaza?...

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El punto fuerte de la cinta es demostrar la cara de la depresión y la inestabilidad emocional, como estos elementos pueden surgir y no irse nunca de una persona, como es tan fácil tener malos días y rendirse ante ellos. Todo esto es gracias a la brillante interpretación de Rebecca Hall ya que de una manera genuina te demuestra como su personaje trata de mantener una vida normal cargando con todas sus crisis. La construcción del personaje, además de la interpretación, es a través de genuinos momentos donde a Christine Chubbuck la dejan ser y la observamos en sus momentos más frágiles, como esa escena donde las marionetas que ella controla en el hospital de repente ya no tienen nada que decir.

La película no trata de embellecer a Christine o hacer un homenaje, en algunas ocasiones Christine es una mujer molesta y egoísta. También deja ver como la decadencia de ésta es sutil, la gente no enloquece de un día para otro. Sólo son las aglomeraciones de sentimientos y situaciones.

Es por eso por lo que Christine es una historia que merece ser contada y vista, un ejemplo de lo endeble que es la psique humana y lo frágil que puede llegar a ser la vida.

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