siamo nel 1974, Christine lavora in una piccola tv locale, ama fare la giornalista per migliorare il mondo, la costringono a fare la giornalista di merda (cosa che da allora succede sempre più).
Christine è quasi sempre sola e d è propriodepressa, non vede un futuro posotivo, e si chiude semprepiù, nel suo nicolo cico senza uscita.
il film è davvero bello, la protagonista Rebecca Hall è bravissima e Antonio Campos (è il primo, ma non ultimo, suo film che vedo) è bravo anche lui.
buona (giornalistica) visione - Ismaele
…La regia di Campos è
nervosa, asciutta, attenta a cogliere tutte le sfumature della brava attrice.
Non ci sono virtuosismi registici, non vi è un indugiare sugli aspetti macabri.
Nel film traspare l’empatia, concetto che ritorna numerose volte nella
pellicola, che il regista prova verso il personaggio di Christine.
La sceneggiatura è completa e minuziosa nel tratteggiare
l’inquietudine del personaggio, l’ambiente lavorativo e, soprattutto,
l’ambiente sociale del 1974, anno in cui Nixon la faceva da padrone e la
spettacolarizzazione delle notizie prendeva sempre più piede. Si deve ricordare
che, a quei tempi, il telegiornale non aveva inserti filmati e le notizie erano
tendenti alla positivizzazione.
Dopo, ci si accorse che il pubblico era freneticamente
attento e curioso per le questioni truculente e le notizie raccapriccianti, e i
TG non hanno dovuto far altro che regolarsi di conseguenza. Il film racconta
molto bene questo momento storico e fa riflettere sulle nostre colpe come
spettatori.
Christine è un
film splendido, in cui non si può che provare tenerezza per il personaggio
tragico della protagonista. Rebecca Hall si cimenta in un ruolo indimenticabile
e ricco di sfumature.
…Ningún telespectador que viera en 1974 a
la presentadora de informativos Christine Chubbuck podía si quiera imaginar su
gesto. Ese azote terrorista que propinó aquel 15 de julio fue una respuesta
radical a su impotencia, al tiempo que un aviso amargo contra un medio de
comunicación vendido a la tiranía de las masas, obsesionado con las cifras de
audiencia. Una televisión que explota incesantemente imágenes y fabrica con
ellas impacto, a costa de reducir la vida a escombros de banalidad. En La
Société du Spectacle (1967), Guy Debord ya advertía que cuando la
televisión deviene en espectáculo, se desdibujan los límites del yo y del
mundo. Por eso Antonio Campos, al abordar una de sus víctimas, construye un
retrato que la desplaza constantemente del centro. Tanto para el cineasta como
para una soberbia Rebecca Hall, la verdadera Christine se halla en el fuera de
campo de la imagen. Dentro sólo es pura tensión. Como dice el locutor líder, su
adorado George, delante de las cámaras, cuando estamos en el aire, «es como si
todos tuviéramos diferentes versiones de nosotros mismos compitiendo para
llegar al verdadero». Una lucha interna que persiste en Christine. Su
psicología responde a la figura del oxímoron, es decir, expresa una
característica y su contrario. Es dura y frágil, reservada y explosiva, torpe y
ambiciosa, impaciente y calculadora, triste y feliz. Su pensamiento tampoco
parece lineal: en su cuaderno personal, anota y avanza; retrocede, subraya y
tacha. No resulta raro que, como Holly Hunter en Broadcast News (Al
filo de la noticia, 1987), se le ocurra alterar el montaje de un vídeo tres
minutos antes de dar la noticia. Ni que, ante tanta contradicción, acabe
saliendo de sí misma y acuda a la llamada del exterior, como hace la
protagonista de un filme que contempla, Carnival of souls (1962).
Empeñada en impresionar con un reportaje y obtener un ascenso, sale a cazar el
espectáculo más grande de todos: ¡la vida!, como decía Albert Brooks en Real
life (1978). Pero no nos equivoquemos, aunque estén presentes,
Christine no es la suma de todos estos referentes. Acoger las palabras de otros
y considerar las opiniones ajenas, activa en su caso el impulso de anularse.
Una tendencia más bien paranoica la conduce a reafirmarse en su negación.
Pero... ¿cuál es esa imagen de partida que ella rechaza?...
… El
punto fuerte de la cinta es demostrar la cara de la depresión y la
inestabilidad emocional, como estos elementos pueden surgir y no irse
nunca de una persona, como es tan fácil tener malos días y rendirse ante ellos.
Todo esto es gracias a la brillante interpretación de Rebecca Hall ya
que de una manera genuina te demuestra como su personaje trata de
mantener una vida normal cargando con todas sus crisis. La construcción
del personaje, además de la interpretación, es a través de genuinos momentos
donde a Christine Chubbuck la dejan ser y la observamos en sus momentos más
frágiles, como esa escena donde las marionetas que ella controla en el hospital
de repente ya no tienen nada que decir.
La película no trata de embellecer a Christine o hacer un
homenaje, en algunas ocasiones
Christine es una mujer molesta y egoísta. También deja ver como la
decadencia de ésta es sutil, la gente no enloquece de un día para
otro. Sólo son las aglomeraciones de sentimientos y situaciones.
Es por eso por lo que Christine es una historia que
merece ser contada y vista, un
ejemplo de lo endeble que es la psique humana y lo frágil que puede llegar a
ser la vida.
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