giovedì 1 maggio 2025

Sofia - Meryem Benm'Barek-Aloïsi

una storia che è ambientata a Casablanca, ma è universale, storie come questa avvengono dappertutto, i maschi comandano dappertutto, hanno il potere.

Sofia, in un mondo difficile, partorisce una bambina di cui nessuno conosce il padre, solo Sofia lo sa, e lo sapremo anche noi, saremo sorpresi.

la povera cugina Lena si fa in quattro per Sofia, ma anche Lena resterà senza parole, impotente.

un gran bel film, non fatevelo sfuggire.

buona visione - Ismaele



QUI il film completo, su Raiplay

 


 

L’impatto emotivo del dramma è comunicato con la tensione propria di un thriller, grazie alla quale l’intensità dell’esperienza non sbiadisce a causa del filtro della rappresentazione ma rimane disarmante: la contrazione psicologica provata dalla ragazza protagonista – costretta a vivere un evento in cui i contorni della società si assottigliano sulla sua pelle e in cui le contraddizioni dello stato passano sul suo corpo – trapassa il contratto tra spettatore e finzione e si impone allo sguardo come scheggia di un reale vicino, ignorato e non più trascurabile, che agita e rimane oltre lo schermo. Si partecipa così anche dopo la visione della violenza di un dove politico in cui gli individui non sono liberi, in cui privato è sinonimo di pubblico, in cui la legge è presente negli interstizi delle mura domestiche e nelle sghembe smorfie della carne. Si intuisce così la geometria quotidiana di un’intimità che è tridimensionale punto cieco in cui gli individui non trovano nemmeno la tregua, il riparo a una politica versata nel controllo delle azioni dei singoli…

da qui

 

…La directora cámara en mano consigue mostrarnos como la joven protagonista va deambulando de un lugar a otro, con sus miradas y sus silencios nos muestra la contradicción cultural de un país que aunque parezca que quiere avanzar, sigue sumido en unas creencias ancestrales.
Presenta escenas bastantes duras, como aquella en la cual la joven protagonista busca en la basura unos cartones para abandonar al bebe que ha tenido unas horas antes. Durante todo el metraje se aprecia de una manera especial los miedos, el odio y la impotencia que tiene la protagonista de no sentirle libre en ningún momento. Muy bien estructurada, con unas ideas y un estilo narrativo perfecto nos vuelve a conmover y a seguir pensando que el país vecino le falta mucho en cuanto a la igualdad y a los valores de los derechos humanos.

da qui


Nei suoi stringati 80 minuti il film di Benm’barek svolge fin troppo meccanicamente il suo serratissimo piano narrativo, senza liberarsi mai da un eccesso di programmaticità. Nel costruire il racconto per stringenti passaggi obbligati (ché, come dicevamo, la regola culturale così impone) Benm’barek sembra alludere alla tragicità del meccanismo impossibile da disinnescare, ma conservando comunque una rigidità d’impianto che mal si attaglia alla credibilità delle figure umane evocate. A rimetterci di più è proprio la figura della protagonista, che non sempre dà luogo a credibili sviluppi psicologici. Spietato, beffardo e crudele nel racconto di un’ipocrisia collettiva, Sofia sceglie di chiudersi nel finale con un intelligente sberleffo nei confronti dell’istituzione matrimoniale. Benm’barek arriva a questo con una scelta forte per il gelo programmatico, da entomologo, lasciando risuonare un perfido risolino nei confronti di regole e istituzioni che si accartocciano su se stesse finendo per ridurre l’essere umano a burattino eterodiretto, pedina su uno scacchiere in cui i giocatori sono altri (gli Altri). Peccato però che la costruzione sconti un’eccessiva esilità, una certa brevità di respiro narrativo, la stringatezza di un teorema svolto punto per punto, al quale manca un po’ l’alito della vita.

da qui


…Sofia alcanza a ir más allá de ser una simple carrera a contrarreloj, y se convierte en una historia con fuerza emotiva (y reivindicativa) a través de la tangencialidad. No es un relato sobre Marruecos, no es un relato sobre la sociedad y no es un relato sobre la jerarquía del poder. Es un relato sobre una mujer que ocurre en un contexto concreto que no se muestra, pero sí se siente. Se intuye. Porque Sofia no trata tanto sobre consecuencias como sobre evitarlas. Nunca muestra el eje de la opresión como tal, ni manifestaciones explícitas de este. Nunca se recurre a una escena en la que la policía detiene a Sofia en medio de un hospital para hacer énfasis en lo político. Nunca se subraya la injusticia a través del martirio o de convertir a la protagonista en una heroína, pero sí al convertirla en una superviviente. Porque Sofia nunca nada a contracorriente, a pesar de que el resultado sería mucho más cinematográfico (aunque también predecible y, hasta cierto punto, también obvio). La película encuentra su mejor baza en hacer justo lo contrario. En nadar a favor de la corriente. Y cuanto más deprisa, mejor. De este modo se normaliza una opresión (de género, de religión, de clase) que queda subrayada con sutilezas como el uso de un color (un azul que impregna a todos los barrios, ricos y pobres, por igual), divisiones espaciales para separar personajes socialmente (sin entrar en detalles, la conversación que mantienen dos familias) o simples frases («He oído que las casas allí son magníficas») que apelan a lugares comunes. No hace falta que muestren más, porque con un atisbo de ese mundo podemos construir el resto en nuestra cabeza. Y esto funciona de forma extremadamente precisa a la hora de crear un ritmo frenético que enfatiza la tensión en la narración, pero al mismo tiempo hace que Sofia se encuentre en una constante pelea contra su propia existencia. Siendo plenamente consciente de que lo que está contando no supone una gran novedad temática, el apelar a lugares comunes en vez de construirlos conlleva que nunca se alcance una trascendencia cultural que un mayor uso de creatividad podía haberle otorgado. De hecho, el ritmo no frena hasta el último plano, en el que, al igual que el primero, volvemos a encontrarnos con la protagonista. En esta imagen también está sola, pero ahora la vemos de frente. La inmensidad de posibilidades de futuro ha desaparecido. Ya no hay rastro de un cielo azul. Ahora su futuro es ella. Una combinación de felicidad, amargura y conformismo. De manos rechazadas. Y si el primer plano de la película definía el conflicto que iba a sucederse, ahora la magnitud de lo que se cuenta es mucho mayor. De nuevo son quince segundos, pero lo que consigue definir con un simple plano es una vida entera. Una vida con la corriente.

da qui

 




Nessun commento:

Posta un commento