lunedì 27 marzo 2023

La educacion de las hadas - José Luis Cuerda

tratto da un bel libro di Didier van Cauwelaert, il film con degli attori bravissimi, come lo è il regista, d'altronde.

Ricardo Darín è il solito, bravo, simpatico, empatico, il film si vede bene, e però manca qualcosa, quell'alchimia misteriosa che rende il film perfetto.

bello, ma...

buona (fatata) visione - Ismaele


 

Cuerda -qué duda cabe- es un sólido narrador y trabaja el enigma central (¿por qué ella quiere terminar de manera abrupta una relación afectiva tan gratificante?) con criterio, pero la película se va desinflando con el correr del tiempo, especialmente durante su segunda mitad. Ni siquiera la aparición de Sezar (la cantante Bebe, en un más que digno trabajo), una joven argelina que se gana la vida como cajera de un supermercado pero sueña con estudiar en La Sorbona de París, alcanza a dotar a la trama del impacto necesario como para recuperar el interés del planteo inicial.

Los rubros técnicos son muy consistentes. Darín aporta su habitual profesionalismo, jerarquía y compromiso (aunque está muy lejos de lucirse como en sus trabajos para Fabián Bielinsky o Juan José Campanella), mientras que a Jacob no la favorece en nada su pobre dicción en castellano. Quizá por eso su actuación no alcance a transmitir casi nunca los múltiples matices de un personaje tan enigmático y misterioso como clave para la construcción y evolución del film.

Así, con más tropiezos que hallazgos, estamos ante una película que -debe aclararse- jamás irrita y que incluso hace gala de una gran dignidad, pero de la que podía esperarse mucho más.

da qui

 

No sería justo, de todas formas, despachar la película de un volapié, porque hay apuntes interesantes. El propio tono, buscando (aunque no lo termine de encontrar) la poesía cinematográfica; el hallazgo de Bebe, la cantante que demuestra ser una actriz más que potable; el también excelente descubrimiento del niño Víctor Valdivia, un prodigio en sus pocos años, confirmando la mano que Cuerda tiene para los tiernos infantes… No tan bien está Ricardo Darín, que parece gallina en corral ajeno, alejado de su contexto social y geográfico; tampoco brilla Irène Jacob, que gasta demasiada energía en interpretar en español, una lengua que evidentemente no domina, y se le va toda la fuerza en ello. Dicen que, para ahogarse, da igual hacerlo en los dos metros de una piscina que en los once mil de la fosa de las Filipinas; algo de eso pasa con La educación de las hadas: tiene una intencionalidad lírica, pero se queda a un centímetro de la poesía, y entonces es como si se quedara a cuarenta kilómetros: el resultado es el mismo.

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Adaptación de una novela del francés Didier van Cauwelaert, en la que el veterano José Luis Cuerda no acaba de dar con el necesario equilibrio entre el drama por un desengaño amoroso, y el aire de cuento de hadas. Narra el flechazo instantáneo que experimenta Nicolás, fabricante de juguetes y cuentacuentos, al coincidir en un vuelo con Ingrid, viuda de un capitán del ejército italiano que murió en Irak, y su hijo de diez años Raúl. Y en efecto, formarán una familia aparentemente feliz. Hasta que, sin motivo aparente, Ingrid quiere dar la relación por terminada. Lo que provoca la desesperación de Nicolás, que está dispuesto a cualquier sacrificio para seguir con ella. Aunque puede que un ‘hada’, en forma de cajera de supermercado argelina, arregle las cosas con su ‘magia’.

Tal vez Cuerda quiere decirnos que el mundo actual es un ‘mix’ de nacionalidades, pues aunque la trama transcurre en España, los personajes compatriotas brillan por su ausencia: el protagonista (Ricardo Darín) es argentino, su amada (Irène Jacob), francesa y viuda de un italiano, el hijo, pues eso, medio francés, medio italiano, y la cajera, magrebí. Pero tal afirmación nada tiene que ver con la historia. Y en cuanto las dudas de Nicolás por el amor de Ingrid, son las mismas del espectador, y la respuesta al enigma, más vieja que el mundo (o casi). El toque mágico no lo parece, el entero film sabe a decepción. Lástima.

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