“Il tempo cambia molte cose nella vita, il senso, le amicizie, le opinioni, che voglia di cambiare che c’è in me!” dice Franco Battiato, e a 45 anni Rosa dice basta a tutto quello che la fa soffocare e decide che è arrivato il momento di cambiare tutto quello che la allontana da se stessa, vuole riprendere in mano la sua vita, senza più essere al servizio di tutti, meno che di se stessa.
il film è tutto qui (sembra poco, ma non lo è) e Rosa deve comunicare la sua decisione a tutti quelli a cui vuole bene, che non capiscono niente, ma proprio niente, all'inizio.
Icíar Bollaín è davvero brava, sa fare anche commedie, che fanno ridere e pensare, mica solo film drammatici.
buona visione - Ismaele
… La commedia ha una strutturazione lineare,
non presenta particolari virtuosismi di montaggio o di trama, sembra invece un flusso
abbastanza metodico di volontà personali e reazioni attive nella vita di tutti
i giorni. La componente emotiva è preponderante per comprendere il disagio che
Rosa affronta, e di riflesso tutta la sua famiglia. Quest’ultima, infatti, è
caratterizzata da comportamenti individualisti, ognuno pensa alle proprie
problematiche, ignorando quelle degli altri e non prestando attenzione a quello
che dicono. La mancanza di comunicazione è una componente ricorrente, che si
manifesta attraverso il continuo parlare sopra agli altri senza fargli
terminare il discorso iniziato. Si crea così un turbine di incomprensione che
permea tutta la narrazione fino al finale…
…Attraverso uno spunto surreale il
film riesce a dire molto, tra le righe, della frenesia della vita moderna e di
quanto sia difficile stare a contatto con noi stessi, renderci conto delle nostre
sofferenze e reagire, nonostante il rischio di non essere capiti. A questo si
intreccia poi la questione della memoria e del rapporto con la tradizione
sollevata dalla scelta della protagonista di tornare a vivere in una cittadina
di provincia dove avviare la sua attività di sarta indipendente è senz’altro
più faticoso; eppure la difficoltà sembra poca cosa davanti al calore del
negozio, che appare, non a caso, un luogo pacifico e accogliente, inondato
dalle luci che filtrano attraverso le finestre, al contrario del buio
laboratorio di produzione dove abbiamo conosciuto Rosa, addormentata esausta
sulla propria macchina di cucire. Uno spazio che diventa emblema della
possibilità di Rosa di abbracciare un nuovo stile di vita…
…I melodrammi portano in
superfice i conflitti e le strutture della psiche, un’esteriorizzazione che
avviene attraverso situazioni estreme al fine di generare una retorica etica su
cui il dramma si basa. Al centro de Il matrimonio di Rosa vi
è infatti un nemico che la protagonista deve affrontare, ma a differenza di
quanto possiamo inizialmente presumere questo nemico è lei. La sua vita a
disposizione degli altri l’ha resa infelice per molto tempo, il grande amore
che prova per chi la circonda la sta dilaniando perché non ne rimane nulla per
lei.
Icíar
Bollaín racconta una
storia di amore e indipendenza a partire dalla riscrittura di una cerimonia che
nel corso dei secoli ha sempre sancito per la donna il prestarsi a servizio di
un altro. Rosa distrugge tutto e decide di mettere in scena il
suo desiderio, lo domanda e reclama, l’unico giuramento che pronuncia è per lei
e lei soltanto…
…La idea central es la defensa de la libertad individual, la
emancipación femenina de una mujer de mediana edad, la idea de perseguir los
sueños propios.
Las interpretaciones son todas bastante correctas, especialmente las
de Candela Peña, Sergi López y Nathalie Poza,… pero los personajes,
quizás lastrados por el guión, no generan la empatía necesaria, les falta
profundidad. Algunos cambian su comportamiento y carácter en pro del mensaje
final de la película
Le faltan diálogos más brillantes, humor más enloquecido o tensión dramática,
conflictos… y una resolución de historia de más credibilidad, no tan forzada.
…Podemos decir que La
boda de Rosa es un filme de luminosa costa mediterránea
que eleva nuestro espíritu. Bien escrito y rodado, con la
profesionalidad y rigor a que nos tiene acostumbrados su directora, Icíar Bollaín, cuenta con la interpretación más que
convincente de Candela Peña. Se inscribe dentro de la comedia dramática, pero
como esta fórmula resulta muy general, habría que hablar de comedia vitalista,
esperanzada; sin engañosos falsos optimismos ni asomo de manual de autoayuda.
Con el realismo de quien considera que los seres humanos somos tan torpes como
dignos (y necesitados) de cariño. Una estupenda película para el regreso a las
salas, pues ya se sabe que la comedia gratifica más escuchando las risas del
público.
La boda de Rosa es
un canto a la necesidad de romper con aquello que opaca
una voz propia y la reflexión
vital hacia lo que es uno mismo. A través de un guion personal y con una introspección
sencilla, pero certera, Icíar Bollaín mete al espectador a una historia
costumbrista con un mensaje muy claro. Candela Peña está excelente
y demuestra ser
un todoterreno como actriz. Sin embargo, falta mayor potencia
en la artesanía de la imagen,
donde se extraña una personalidad íntima y con un cuidado por el detalle que aquí no llega a efectuarse. Una
ceremonia sobre la búsqueda de la identidad necesaria, que
triunfa en su ejecución, pero no en el envoltorio.
… La película cuenta con un gran guion, escrito por la propia directora en
colaboración con Alicia Luna, en donde se nota que no ha participado Paul
Laverty, el marido de Bollaín y el guionista habitual de los anteriores
trabajos de la cineasta madrileña, ya que la propuesta tiene mucha frescura, es
alegre al mismo tiempo que cuenta cosas duras, y se ve con una sonrisa, a
diferencia de la mayoría de textos escritos por el guionista habitual de Ken
Loach. Ese es uno de los puntos fuertes de la película, y el responsable de que
la película mantenga el interés desde el prólogo inicial, en donde vemos a Rosa
corriendo en una carrera popular por las calles de Valencia (lo que en realidad
es un sueño o más bien una pesadilla), hasta ese gran desenlace, y que
desarrolla bastante bien las historias personales de Rosa y de los personajes
secundarios (salvo alguna excepción como la de Antonio, el padre de esa mujer
de 45 años protagonista).
El otro punto fuerte de la película son sus interpretaciones, en donde
destaca por encima del resto Candela Peña, que vuelve a demostrar su calidad
como actriz dramática y cómica, en una actuación muy completa por la que podría
lograr una nueva candidatura a los premios Goya. La actriz española 3 veces
ganadora del cabezón, una de ellas como principal y dos como actriz de reparto,
saca adelante de manera más que notable un personaje complejo y con muchos matíces
como el de esa mujer que no puede más con su situación actual, y que es
valiente para tomar una decisión como la de dejar atrás su pasado para iniciar
una nueva vida…