lunedì 23 novembre 2020

O Ornitólogo - João Pedro Rodrigues

il regista di Odete colpisce ancora.

il film inizia un po' come "Un tranquillo weekend di paura", di John Boorman, una gita in canoa in un paesaggio incontaminato, che male può succedere?

e invece un incubo dopo l'altro accoglie Fernando.

e anche lui passerà il suo tranquillo weekend di paura, fra la vita e la morte, la follia e i travestimenti.

il film sta nella corrente abbastanza diffusa di folklore e natura, cita, ma non copia.

un film che merita molto, dove tutte le stranezze sono verosimili.

buona visione - Ismaele




…Nel finale, il film eccentrico, onirico-esistenzialista come una parabola oltraggiosa, pruriginosa ma anche pura nella sua onesta' di fondo, perde un pò di lucidità fino a rischiare di deragliare con l'intervento nel bosco di figure amazzoni, valchirie a seno nudo e parlata latina che rendono l'idillio fino a quel momento ricreato, un pò troppo forte o grottesco per risultare completamente sostenibile.

Ma, a parte ciò, il film è un ulteriore prezioso tassello di una carriera - quella di Joao Pedro Rodrigues - da cineasta che procede tramite coraggiose ed ardite metafore, a denunciare ipocrisie e intolleranze da parte di chi si proclama giusto e retto, e commette atrocità e violenze indicibili a danno di chi invece non sa fingere né comportarsi da opportunista.

Sul finale la figura del l'ornitologo, interpretata contenance fisicità dal bell'attore Paul Hamy, muta come in una sorta di metamorfosi bunueliana e assume le sembianze dello stesso Joao Pedro Rodrigues: fantastico!

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With an approach that borrows a few stylistic constituents from Thai director Apichatpong Weerasethakul, this is all about belief and self-discovery. 
The adventure can be as much tortuous as the paths of faith itself and yet sin and repentance are not taken seriously here. Some viewers will find “The Ornithologist” pretentious and philosophically boring while some others will see it as an avant-garde cult film of haunting expression. It will all depend on your openness and state of mind.

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Resulta imposible (o por lo menos un servidor se ve incapaz) de analizar este largometraje de una manera tradicional y justificada. Es preferible dejarse llevar por sensaciones o impresiones. Indagar o seguir un sendero para abandonarlo, perdiéndose en un punto de fuga perpendicular que abre otro camino a seguir. ¿Caprichoso y gratuito? Por supuesto. Así funciona la narración del filme y así la sigue de manera ejemplar la fotografía de Rui Poças. Nos encontramos ante una película rodada íntegramente en exteriores, donde se explorará tanto la agonía como el éxtasis del ornitólogo titular. A partir de un incidente natural que lo aislará de cualquier posibilidad de entorno (y retorno) conocido, llegará su asimilación del santo de las personas y objetos perdidos o abandonados. La blasfemia que busca la entrega total y pagana a la diversión más desbocada…

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El resultado final, es una mezcla entre lo pagano y lo sagrado, entre lo humano y lo animal, entre lo lógico y lo poético… Una travesía de dos horas de duración que nos seducirá a través de una fotografía hermosa del bosque selvático y unos actores que interpretan a unos personajes de una forma única, extraña y muy poco convencional. No resulta sorprendente tras verla, que Rodrigues se alzara con el premio a mejor director en la pasada edición de Locarno.

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La santificación de un ser pasa, necesariamente, por una transformación. Es un rito de paso que busca lo extraordinario en lo ordinario; elevar lo conocido a algo superior. Es, en definitiva, un viaje alucinógeno y alucinante para con uno mismo, por lo menos en el sentido más metafísico de recorrido. Es lo pagano catolizado pero, a la vez, ver lo pagano en lo católico.

João Pedro Rodrigues nos santifica en tres actos; en tres estados: ser primis, ser mutatio y ser absoluta.  Nos muestra un viaje alucinógeno al centro de la naturaleza donde nosotrxs, como humanos, no estamos centrados, hay otros habitantes, otros seres. Observamos la permeabilidad del ser. Permeabilidad entendida como cambio absoluto y constante. Nos enseña los caminos que hay que recorrer, o no. Eso depende de cada uno.

‘O ornitólogo’ es una oda a la santificación. A la santificación contemporánea, entendida como un proceso constante, que todxs realizamos. Un proceso, en sí, subversivo. Pues no se trata de una espiritualidad católica. Trata de una espiritualidad basada en el cambio, en lo líquido. Es, en definitiva, una obra maestra audiovisual sobre la santificación subversiva.

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Es este un viaje inclasificable, surrealista y onírico, quizás la explicación esté en que, tras el accidente, nada sea real. Que Fernando esté incosnciente, o muerto, o que haya viajado a una dimensión paralela… Así podría explicarse con cierta lógica lo que ocurre. Como esos personajes que aparecen un par de veces con nombres distintos; o ese grupo de amazonas que cazan desnudas y a caballo; o que no sólo sea el ornitólogo el que mire a los pájaros, sino los pájaros a Fernando (vemos sus miradas subjetivas en varias ocasiones); o que (de golpe) Fernando se transmute en San Antonio de Padua, tornándose así en una cinta hagiográfica…
Mezcla entre la poesía y la lógica, Rodrigues crea una película hipnótica, con una bella fotografía y que, a pesar de su rareza, te atrapa, porque, como dice el protagonista casi al final, “no importa lo extrañas que parezcan las cosas, si son reales nos la tenemos que creer”.

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El Ornitólogo no sólo es un maravilloso ejemplo de cine silvestre, sino también, en palabras del propio Joao Pedro Rodrigues, una “hagiografía blasfema”: el camino de la santidad está lleno de pecado y voluptuosidad. Como en El Fantasma, película repleta de fantasías sadomasoquistas (escatología, violación, rubber), aquí el director también deja lugar a la exposición de sus inquietudes más íntimas: él también soñó con ser un ornitólogo.

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