una coproduzione spagnola, italiana e inglese, quando ancora c'era il franchismo.
un tutore della legge che non capisce niente e alla fine fa il giustiziere di una vittima non è che facesse godere il fascismo spagnolo, e infatti il film fu girato in Inghilterra.
il film dà molto di più di quanto ti aspetti, un po' zombie, un po' poliziesco, un po' la tecnologia assassina, non ti annoi un secondo.
gran bel film, promesso.
buona (mortale) visione - Ismaele
QUI il film completo, in spagnolo
Dietro a Non si deve profanare il sonno
dei morti c’è un produttore attento come lo scomparso Edmondo Amati,
responsabile di molto cinema di genere, da Lucio Fulci (All’onorevole
piacciono le donne (Nonostante le apparenze… e purché la nazione
non lo sappia), 1972, Una lucertola con la pelle di donna,
1971), all’apocalittico (Apocalypse domani, 1980, di Antonio
Margheriti) alla commedia erotica (Il letto in piazza, di Bruno
Gaburro, 1976, La moglie vergine, di Marino Girolami, 1975). Ma
c’è anche un regista spagnolo, Jorge Grau, autore l’anno precedente di Ceremonia
sangrienta (Le Vergini cavalcano la morte, 1973), successo
con Ewa Aulin e Lucia Bosè nel ruolo di una contessa che scopre il segreto
della giovinezza nel sangue di giovani donne.
Non si deve profanare il sonno dei morti, scritto da Grau con Sandro Continenza come già il
precedente film, ha un inizio rassicurante: George parte da Londra alla volta
della campagna inglese, dove sta facendosi costruire una casa, lasciandosi alle
spalle inquinamento e stress. Lungo la strada, un’incidente con una giovane
ragazza, Edna, lo porta a proseguire il viaggio con lei, che si sta recando in
visita dalla sorella con problemi di tossicodipendenza…
…Si parla
fondamentalmente della natura, la natura è fatta in un certo modo, bisogna
rispettarla per quella meraviglia che è, non bisogna modificarla ne alterarla
con mezzi meccanici o artificiali. Lo Zombi è chiaramente una esagerazione del
problema o della critica fatta ma serve proprio per far capire a che tipi di
disastri si può andare incontro se continuiamo a fare tutto quello che ci passa
per la testa. E' così che questo film va visto e interpretato.
Il film è riuscito completamente, è girato alla stra-grande, le
riprese sono perfette, fotografato benissimo, gli attori sono bravi...gli
effetti speciali fatto a mano rendono tantissimo...ci sono almeno tre scene che
fanno veramente rabbrividire. La scena del cimitero è grandiosa!!!
Per gli amanti dello Zombi-Movie questo è un film assolutamente da
non perdere, sopratutto per chi ama e capisce il cinema di Romero potrà godersi
e apprezzare in pieno "Non si deve profanare il sonno dei morti".
Un film interessante in tutto e per tutto che tra l'altro mette un pò
in luce anche l'odio rivolto verso gli hippie e i rivoluzionari, il nostro
protagonista ha chiaramente molto dell'hippie e del rivoluzionario
anarchico...proprio per questo è odiato da un ispettore che o a prove o non le
ha si scaglia contro di lui. Ed è forse proprio l'odio dei perbenisti e dei
moralisti verso il movimento hippie che va a sovrastare ogni logica. Durante il
film infatti avremo la netta sensazione che i protagonisti vengono presa di
mira dalla polizia più per la loro "lunghezza di capelli" che per le
prove che in realtà ci sono contro di loro.
Vedete quindi quanti temi vengono sviluppati in questo film...un
motivo in più per vederlo, capirlo e interpretarlo nella giusta maniera.
Un gran bel film, assolutamente consigliato. Da vedere assolutamente.
…Se trata de una coproducción
entre Reino Unido, Italia y España. La mayoría del metraje está rodado en los estudios de Cinnecitta (Roma), los
exteriores iniciales pertenecen a la ciudad de Manchester, y el resto se rodó
en los estudios de Cine Arte (Madrid). Podemos decir que es un producto atípico
para la época por muchos motivos. Empezando una factura fuera de los estándares
españoles del momento, seguido por su estructura narrativa o por la
planificación muy al uso de los largometrajes norteamericanos de aquella época,
donde el uso del sonido y del fuera de campo juegan un papel importante, sobre
todo en la primera mitad del metraje…
…el film posee más carga
socio-política, porque se erige en todo un alegato contra
la dictadura, el poder y la autoridad. Estos valores están encarnados
en el personaje del inspector interpretado con eficacia por Arthur Kennedy.
Frente a él se erige la libertad de expresión y la democracia, que podemos ver
representados en el papel de George, que inclusive en la secuencia 1 se le
describe como un intelectual, que valora la historia, ya que es un anticuario.
Aquí hay que destacar la gran labor del departamento artístico, maquillaje y
vestuario, al presentarnos a ambos personajes. El inspector viste de manera
sobria, gabardina, y perfectamente peinado hacia atrás. Mientras que con el
personaje de George no hacen de él un hippy melenudo al uso. Todo lo contrario,
le dan un aire intelectual y racional, con esas camisas y chaqueta de cuero
negro. Ambos personajes estén en constante conflicto…
…No Profanar el Sueño de los
Muertos supera por mucho su esquema Clase B primigenio debido a que
construye con dedicación e inusitada vehemencia la destrucción paulatina de
Southgate -en un delicioso periplo del caos que comienza en el cementerio en
cuestión para a posteriori pasar a la morgue, las calles y el hospital- y
porque en simultáneo redondea un entramado discursivo que trabaja tópicos muy
raros para el terror de la época como por ejemplo la ecología (Meaning escapa
de la contaminación, el ruido y la sobrepoblación de Mánchester hacia la
aparente tranquilidad de la campiña británica, no obstante allí se topa con
esos necios del Ministerio de Agricultura haciendo de las suyas con una
tecnología siempre utilizada para el lucro sin conciencia alguna que destruye
lo natural y sus procesos básicos), el fuerte choque generacional del momento
(el payaso de extrema derecha del Inspector acosa, zarandea y hasta golpea a
George porque lo considera un “resumen con patas” de todo lo que odia, hablamos
por supuesto de la contracultura, la juventud en tanto estrato social autónomo
y los coletazos del hippismo del primer lustro de la década del 70), y la lucha
entre facciones dentro del marco institucional/ estatal (mientras que el
Inspector es un claro exponente de la “mano dura” en materia de combatir al
delito, el Juez Perkins de Francisco Sanz, en cambio, ofrece una opción más
blanda aunque con la paradoja de haberle metido en la cabeza al anterior que
Meaning es el líder de una banda de satanistas que se dedican a menesteres
varios del rubro como profanar tumbas, celebrar misas negras y mutilar y quemar
cuerpos sin vida en honor al eterno Mefistófeles, cuando en realidad el
muchacho descubrió que el fuego es la única forma de detener a unos zombies
lentos pero con una fuerza colosal que vuelcan no sólo a aplastar pechos,
arrancar partes de los vivos y masticar su tierna carne sino también a hacerse
de cruces y lápidas para arrojárselas en la espalda a sus víctimas de ocasión,
como le ocurre a ese Oficial Craig de Giorgio Trestini).
Más allá de ingredientes
paradigmáticos del cine de horror de su tiempo como las tomas objetivas que de
repente se transforman en subjetivas desde el punto de vista de un muerto que
camina, en línea con el recordado plano de presentación del Hospital de
Southgate, y delirios varios que obedecen a la dinámica adicional del
sexploitation, como esa chica que corre desnuda al principio del relato por las
calles de Mánchester sin explicación alguna o el berretín bien sádico/ morboso
de Martin de sacarle fotos sin ropa a su mujer en medio de su angustia a raíz
del síndrome de abstinencia, la realización de Grau, con guión de Sandro
Continenza, Juan Cobos, Marcello Coscia y Miguel Rubio, por un lado combina de
manera magistral el cine de zombies y la ciencia ficción apocalíptica, esta
última dándose cita tanto vía la mentada máquina de la tecnocracia estatal
eficientista que experimenta con la población de modo indirecto como a través
de esas bizarras cámaras frigoríficas grisáceas de la morgue de Southgate, y
por el otro lado se hace un festín con el carnaval gore de las masacres en
secuencia cual virus de impronta política implícita que no deja de expandirse
aprovechando la inefable estupidez de los seres humanos y toda su
autoconfianza/ soberbia; regalándonos de paso escenas estupendas de canibalismo
como la del cementerio, la del tanatorio y aquella legendaria del hospital, una
que anticipa el amor por las truculencias de Lucio Fulci de la mano del hachazo
de un muerto viviente contra el cráneo del Doctor Duffield y la arremetida de
los zombies contra una enfermera a la que le arrancan una teta y le meten la
mano en la entrepierna para también sacarle un lindo pedazo de carne de la zona
vaginal. Entre la histeria retórica más gloriosa, algo de sensualidad e ironías
macabras, una muy buena fotografía de Francisco Sempere y un genial desempeño
de Giuliano Sorgini y el propio Grau en materia de la música y el sonido
minimalista y muy tétrico de la máquina, aquí el director todo lo hace bien y a
pura vertiginosidad irrefrenable en función de una película que recorrería el
globo sin descanso recibiendo la friolera de un par de decenas de títulos
alternativos que van desde el muy aparatoso del mercado inglés, The
Living Dead at Manchester Morgue, hasta los dos del enclave
norteamericano, Don’t Open the Window y Let
Sleeping Corpses Lie…
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