giovedì 4 luglio 2019

Bajo California el Límite del Tiempo – Carlos Bolado

ci sono piccoli film che riescono a parlarti e a emozionarti.
questo è uno di quelli.
Damián fa un lungo viaggio a piedi, nel Messico dei suoi avi.
deve trovare la tomba della nonna e scopre un mondo che non conosceva.
incontra persone, Damián vive e poi tornerà a casa.
è un piccolo capolavoro sconosciuto, non privatevene - Ismaele


qui il film completo



Las road movies, pese a ser un género típicamente norteamericano, siempre han estado muy presentes en latinoamerica. En los últimos años hemos podido ver desde Historias mínimas hasta Negocio Redondo, pasando por grandes obras de los últimos años como Las acacias o De jueves a domingoY es que el nuevo mundo, siempre en búsqueda de superar su crisis de identidad, encuentra en estas películas unas características que permiten dar salida a sus más profundas reflexiones. Ya decía John Steinbeck que “No son las personas las que hacen a los viajes, sino los viajes los que hacen a las personas”
Aunque ahora esté en boca de todos la nueva película de Emilio Aragón, lo cierto es que las road movies mexicanas ya habían aportado grandes obras al séptimo arte. Es el caso de Bajo California: el límite del tiempo, cinta dirigida por Carlos Bolado en 1998, caracterizada por una sutileza maravillosa y extraordinaria.
El film de Bolado es un auténtico ejercicio que demuestra esa idea de que el viaje es una suerte de descubrimiento de uno mismo. La película habla del viaje de Damián Ojeda, un artista que viaja hasta San Francisco de la Sierra para ver las famosas pinturas rupestres del lugar. Al mismo tiempo, en esta travesía, el artista pretende expiar su propio pecado, que tiene que ver con un atropello involuntario cometido tiempo atrás.

Además, el protagonista,  que aprovechará el marco que ofrece el paisaje de la baja California para inspirarse artísticamente, irá dejando su propio sello en aquellas tierras, en forma de magnas obras cuyo valor, al menos simbólicamente es innegable.
Y es que esta cinta es un canto al simbolismo. Cada detalle, cada escena, deja símbolos para que el espectador analice lo que está pasando. Llena de silencios y de escenas hechas para observarlas con atención, exige la total atención del que la ve para que comprenda lo que está sucediendo en pantalla. La poesía visual es lo que tiene.
Especialmente interesante es ir analizando los diferentes personajes con los que se encuentra Damián durante su travesía. Todos ellos, apareciendo apenas unos minutos en pantalla, aportan algo al viaje interior del artista y, por tanto, a la película. Desde el nativo que busca intercambiar sus sombreros hasta el policía que le pide sus credenciales para dejarle pasar, ya se suele decir que lo que hace un viaje más o menos especial es la gente que uno se encuentra en el camino, una idea con la que se juega mucho.

La segunda pata de Bajo California: el límite del tiempo es la dirección fotográfica. Los paisajes con los que uno se va encontrando son extraordinarios. Mar, desierto, montañas y pinturas rupestres, todo en la misma zona. La obra explora los escenarios que ofrece esta zona del mundo y nos deja con ganas de visitarlos, ya que consigue encontrar la belleza escondida en los yermos páramos. Además, las propias piezas artísticas que crea el protagonista contribuyen a modelar este paisaje.
La última pata del trípode que convierte esta película en una obra de las que hay que ver es la propia evolución del protagonista. Damián Alcazar es el principio, el fin y el centro de la narración, que cuenta de forma extraordinaria su tormento interior y como va superándolo gracias a su larga marcha. De este modo, si conseguimos sacar algo en claro de los símbolos, el tiempo y los cambios sufridos por el protagonista, encontraremos todo el fondo de la película. Y la verdad es que, una vez encontrado, es una historia maravillosa.
“El pasado son nuestros muertos”, comenta Damián (Damián Alcázar) en una de las etapas de su largo itinerario espiritual y geográfico Culto a los muertos y rito expiatorio es el primer largometraje de Carlos Bolado acreedor a siete Arieles el año pasado junto con otros premios internacionales; Bajo California, el límite del tiempo (México, 1998) es la culminación de un esfuerzo de varios años para sortear dificultades tanto económicas como técnicas de producción
Se trata de la primera cinta dentro de lo que se perfila como un cine mexicano moderno capaz de establecer contacto con sus raíces ancestrales sin ahogarse en el melodrama o el discurso político
La madre muerta
Damián es un chicano, artista plástico, que viaja a esa región situada “bajo California”, en un mundo sumergido, para visitar la tumba de la abuela que no conoció; de paso descubrirá las pinturas rupestres de la sierra de Baja California Atrás queda su mujer embarazada esperando que el esposo, en busca de sí mismo, regrese convertido en un hombre completo y pueda liberarse de la culpa de haber atropellado a una mujer, probablemente una espalda mojada, también embarazada De esta manera El límite del tiempo deriva en una road picture en la que cada etapa del viaje posee una dimensión simbólica en cualquier registro que se piense; el mexicano americano en busca de su origen cultural, el hombre que debe liberarse de su estado larvario para acceder de lleno a la paternidad, quizá matando a la madre (simbólicamente, por supuesto), la historia insinúa que Damián es hijo de una mujer que cruzó la frontera en las mismas condiciones que la mujer arrollada
El esqueleto de la tierra
Pero el supuesto crimen viene de muy lejos; emigrante, su propia madre habría abandonado a la suya, la anciana que murió sola en su tierra y cuya tumba visita Damián para llevar también un mensaje de la hija que no volvió a ver El monólogo que Damián Alcazar recita en el cementerio —con un cierto acento gringo sin caer jamás en el ridículo— sugiere en unas cuantas frases su propio drama familiar y el de todos los emigrados; porque los vivos son guardianes de los huesos de los antepasados que a su vez son raíz que conecta con la tierra Entre los muchos ritos que el artista viajero realiza, está el de la inolvidable secuencia en la que arma el esqueleto de una ballena sobre la arena para luego sentarse en su interior, en el vientre de la abuela mítica; lejos retoza otra ballena viva en el mar, inalcanzable por lo pronto y que Carlos Bolado asocia directamente con la mujer embarazada en el agua
La caverna de los antepasados
Las pinturas rupestres a las cuales accede conducido por Arce —Jesús Ochoa, sorprendente en un papel para el que logra el tono perfecto—, muestran el testimonio de una cultura desaparecida Las estilizadas imágenes en rojo y negro, “condenadas a desaparecer”, y que probablemente representen ritos chamánicos, ayudan al héroe a establecer contacto con lo más arcaico del alma Bajo California, el límite del tiempo se abre aquí a una dimensión universal y confronta al espectador, no sólo con la realidad de un patrimonio cultural amenazado, sino con la certeza del tiempo que todo lo disuelve La correspondencia entre la caverna y la cripta, la madre y el vientre de la ballena, alcanza aquí el momento más poético de la cinta ¿Qué hay más allá del límite del tiempo?
La serpiente y el águila
Carlos Bolado demuestra una verdadera sensibilidad para expresarse en imágenes simbólicas a partir de objetos y situaciones concretos, sus propuestas nunca son pretenciosas ni quedan flotando en el puro concepto Como todos los héroes, Damián descenderá al infierno La sublimación de la serpiente en águila se maneja casi como el mero accidente de alguien que no es un chamán, ése es el caminante Gabriel Retes Damián pertenece a la familia del hombre

Amigo:

Hoy te escribo sobre un personaje. Se llama Damián Ojeda, y es un artista plástico estadounidense. La razón por la que te cuento de él es por un largo viaje que hizo, recorriendo a pie la península de Baja California y sembrando el paisaje con instalaciones artísticas. Todo como parte de una expiación debida a un secreto que se guardaba muy dentro
Todoesto lo sé porque yo, como otros muchos, acompañé a Damián en su viaje, ya que este fue retratado en la película Bajo California: El límite del tiempo, dirigida por Carlos Bolado.
La película es muy recomendable, ya que en ella se combinan los dos tipos de viaje que uno puede tener. Por un lado el viaje físico, el mismo que lleva a Damián y a nosotros a conocer los paisajes desérticos de este estado mexicano; y por el otro el viaje introspectivo, que transforma al personaje a través de sus experiencias, de modo similar a como toda gran travesía transforma a quien lo lleva a cabo.
El periplo de Damián inicia por un suceso trágico, pero más allá de ello su aventura me resulta envidiable. ¿A poco no has querido alguna vez dejarlo todo, ponerte a caminar y tomarte todo el tiempo necesario para llegar con calma a tu destino? Ese es un tiempo que quizá nunca tengamos y un recorrido que tal vez nunca nos animemos a hacer, pero que la película nos permite imaginar.
Asimismo, y dejando de lado su trama, Bajo California es una bellísima colección de imágenes de la reserva ecológica del Vizcaíno y de las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, que por cierto son patrimonio cultural de la humanidad. Vale la pena ver la película sólo por conocer estos dos recónditos rincones de la geografía mexicana.
Así que quedas invitado a hacer este viaje. Yo me despido, pero más adelante te propondré otros viajes cinematográficos, mismos que espero te inspiren aventuras reales.

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