domenica 28 luglio 2019

La sombra del caminante - Ciro Guerra

Ciro Guerra lo conosco per i suoi due grandissimi film, El abrazo de la serpiente e Oro verde - C'era una volta in Colombia, ne ha girato solo altri bue, che sono riuscito a trovare. La sombra del caminante è la sua opera prima, e racconta una storia che parla di tante cose, sopratutto della guerra civile durata decenni (senza retorica e senza urla), e di amicizia e solidarietà.
già da questo film si vede che Ciro Guerra è uno bravo davvero, non perdetevi questo gioiellino di film - Ismaele


QUI il film completo, in spagnolo




…La cinta explora la extraña amistad entre “Mañe”, quien está en condición de discapacidad y sin empleo, además de ser foco de burla; y un silletero del Cesar de lóbrego pasado que transporta gente por 500 pesos por el centro de Bogotá, que desea enmendar sus errores y tal vez “reiniciar”. De alguna manera se ayudan mutuamente para sobrellevar sus pesadas cargas, ligadas a los tantos antecedentes de violencia en la historia nacional. Son seres que han perdido mucho, pero  retienen aun el aliento para continuar.
En 2004,  un muy joven Ciro Guerra nos muestra una visión compleja e intima sobre la violencia evitando las balas, la sangre, o raspar apenas en los estereotipos militares; prefiere observar sus consecuencias en unas almas quebradas, melancólicas y solitarias, cuyos lastres y dolor quizás nunca cicatricen. Reflejar todo ello inmerso en un singular recorrido urbano por los rincones densos y desolados de aquella Bogotá distante; donde nuestros significativos personajes –muy bien construidos y con motivaciones creíbles- sienten el desplazamiento no solo violento, también del alma. Sus sentimientos los carcome el ayer, dejando esas inefables heridas en lo más hondo, tanto que al confrontarse quedan todavía en la inercia. Cuestiona incluso si la tan vehemente redención siquiera sea un concepto. Lo que si damos por certeza es que el impulso vital en ellos es vigente; sin embargo lo esencial es aprender a comunicar, por algo se empieza. Son individuos dignos bajo la mirada de Guerra, como un Cassavetes o un Jarmusch quisquilloso; y que en manos de un realizador impersonal serian maginados comunes…

Lo emocionante y válido también es encontrar la fusión de los lenguajes para que haya armonía en el empalme de las generaciones y el talento: el precoz director consciente y consecuente con su reto, y la mano magistral de un productor y un editor que acomoda los elementos de tal forma que logra el milagro de convertir lo que pudo ser parroquial en algo tan universal y respetable, tanto, que yo no tengo duda alguna de que esta película pasará por encima de elogios emocionados y críticas alevosas, a figurar en los anales del cine colombiano como una referencia histórica, un punto de partida para que la gente que hace cine, ahora, se atreva a hacer posible lo imposible e, incluso, visible lo invisible.
Esta es la historia de las sombrías callejuelas bogotanas, la cojera del pueblo, la carga del destino en una silla, la pobreza, el rebusque, el hambre, la miseria, la planta milagrosa, el bumerán de la violencia, el pueblo que camina con su sombra a cuestas, la sombra que se arrastra y duerme frío y resentimiento en su cambuche tan cerca de las estrellas, tan distante del cielo…

EI tratamiento dado al montaje evidencia una clara intención de insistir, por sobre cualquier otro elemento, en la evolución psicológica y emocional de he; personajes, lo cual se logra al conjugar dos elementos que en teoría se ven como opuestos: por un lado el desplazamiento permanente de Mañe y el hombre de la silla, que caminan prácticamente durante todo el filme, y, por el otro, la lentitud en el ritmo al encadenar el argumento.
A todo lo anterior se suma la eficacia de Ciro Guerra al decidirse por actores naturales para los dos papeles protagónicos que llevan todo el peso narrativo de la obra. Esto evidencia un gran trabajo de dirección y es una prueba más para poder afirmar que, desde su primer reto creativo, en Ciro coexistía una apropiación integral del oficio.
No sobra reiterar entonces que, aún con la incertidumbre que produce la realización de una primera película…

Guerra is clearly a David Lynch aficionado, and the awkward, comic relationship between the two men is a combination of Laurel and Hardy and Godot — wry, absurd conversations mixing with lengthy silences.
Badillo is superb as Mane, whose life is suddenly jolted into significance, while Prieto successfully combines a comic air with a permanent hint of threat.
Early reels make the most of the visual humor implicit in the material, with lengthy dialogue-free sequences. When the verbals start to dominate over the last half hour, things begin to wobble as the script outreaches itself and tries to get metaphorical about the state of the Colombian nation. Lensing is mostly hand-held, with low-lit scenes in particular showing up the budget limitations. Gentle piano score, like everything else about pic, is nicely understated.

Both characters are socially isolated—almost invisible to the rest of the world—but by joining forces they find the strength to overcome some obstacles and transcend their bland lives. Haunted by their past, they hide some scars deep inside—the physical handicaps here are a metaphor for the spiritual wounds—and when they decide to share the truth about who they are, a dark secret will come shatter their friendship, questioning characters and spectators alike about the boundaries of real friendship.

Focusing on the lowest social level of a country devastated by poverty, violence and corruption, La Sombra del Caminante isn't a moralizing work but offers the most dehumanized beings a shot at dignity and redemption. There is no easy categorization such as monsters and victims here, but a series of portraits of people who under socio-political pressure were turned into creatures who lost any sense of moral reference.

While the story could have been transposed with a couple of homeless people living in a highly socially contrasted urban area such as New York, what makes La Sombra del Caminante a more vibrant work is the extreme setting that Bogotá and Colombia offer, thus pushing the limits of Mañe and Sargento way beyond any civilized acceptance.

Despite its cruelty, the film is touching without ever falling into pathos and pity, rather opting for humor and poetry to de-dramatize the ensemble, thus allowing the spectator to embrace this story without being appalled by its overall roughness. Guerra's minimalist script and direction are sensible and restrained, bare of any useless narrative or visual device—including colors—, the washed-out black and white tones perfectly reflecting the state of the characters and their country.

There is beauty in the ugliness and Ciro Guerra successfully transposes it onscreen in this challenging but brilliant debut….



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