un film
che cresce piano piano e arriva al cervello e cuore.
Karamakate è l'indigeno che non potrà più vivere come e
dove ha sempre vissuto, con la sua gente e i suoi antenati, da millenni.
i segreti e la sua cultura moriranno con lui, qualcuno va a
conoscerlo, molti a derubarlo, e ucciderlo, non ha pezzi di carta, atti di
proprietà, certificati catastali, non ha, lui è.
è un film che non fa stare bene, bellissimo e terribile, un
mondo che finisce, un genocidio continuo e strisciante, dimenticato.
è sempre la stessa storia, se hai letto Francisco Coloane,
o hai visto BirdWatchers - La terra degli
uomini rossi, di Marco Bechis (che gira troppi
pochi film, peccato) conosci le storie, e anche se hai visto Avatar, secondo me, e
sopratutto se hai visto uno straordinario cortometraggio di Werner Herzog (qui).
non perderti El abrazo de la serpiente, dopo saprai perché - Ismaele
…non ci sono parole migliori di quelle ritrovate nel
vero diario di uno dei due esploratori, Theodor Koch-Grunberg:
“Non mi è dato sapere in questo momento, caro lettore, se già la sterminata foresta abbia iniziato anche in me quel processo che già in tanti altri, tra coloro che si sono avventurati fin qui, ha condotto alla completa e irrevocabile pazzia. Se questo è il caso, non mi resta altro che scusarmi e invocare la tua comprensione, giacché la varietà di cose a cui ho assistito durante queste ore fantastiche è stata tale che mi sembra impossibile descriverla con parole che facciano capire agli altri tanta bellezza e splendore; so soltanto che, come tutti coloro che hanno visto squarciarsi il pesante velo che li accecava, quando ritornai in me, ero diventato un altro uomo.”
“Non mi è dato sapere in questo momento, caro lettore, se già la sterminata foresta abbia iniziato anche in me quel processo che già in tanti altri, tra coloro che si sono avventurati fin qui, ha condotto alla completa e irrevocabile pazzia. Se questo è il caso, non mi resta altro che scusarmi e invocare la tua comprensione, giacché la varietà di cose a cui ho assistito durante queste ore fantastiche è stata tale che mi sembra impossibile descriverla con parole che facciano capire agli altri tanta bellezza e splendore; so soltanto che, come tutti coloro che hanno visto squarciarsi il pesante velo che li accecava, quando ritornai in me, ero diventato un altro uomo.”
… Guerra utiliza un único hilo narrativo no lineal y un
exclusivo espacio físico para, mediante la introducción de dos momentos
temporales diferentes, mostrar la evolución del hombre blanco en su proceso de
comprensión de las tribus aborígenes de la amazonia colombiana. En su empeño de
realizar este complejo estudio, el director plantea una única narración basada
en el empirismo y en la descripción de registros anecdóticos y procedimentales
de dos diferentes exploradores que recorrieron idénticos caminos con 20 años de
diferencia. Cualquier separación entre escenas queda completamente erradicada,
hecho que aporta una mayor fluidez al relato y obliga al espectador a
permanecer atento a los cambios, no sólo de protagonista, ya que en ocasiones
la transición es tan sutil que apenas logramos percatarnos, sino también del
propio entorno y las vicisitudes que encontramos a su paso, cada vez más
demacrado y explotado por el paso de la evolución y la contaminación social en
un territorio profanado. La no obviedad de la película en ese sentido eleva su
narración al desvanecer la línea espacio-temporal, haciendo que las dos
diferentes etapas transitorias se vean unidas por hábiles trucos de cámara que
juntan lugares comunes en momentos diferentes. Pasado y futuro se confunden
gracias a la astucia de la cámara y el sensacional aprovechamiento del espacio.
Como nexo de historias y agente estabilizador, que da orden y sentido en todo
momento a las alteraciones cronológicas, encontramos a Karamakate, último
superviviente de una tribu amazónica. La película se centrará en la relación de
éste con dos exploradores, el biólogo alemán Theodor Koch-Grüngberg, y el
estadounidense Richard Evans Schultes —ambos figuras reales en el campo de la etnología—
en su intento de encontrar una planta curativa milenaria cuya efectividad
depende de la conexión espiritual y el entendimiento de unos conocimientos
esotéricos ancestrales…
…Ciro Guerra explora en la naturaleza humana y lo hace por
medio de la confrontación de los dos científicos, Theo y Evans, que son
contrastados alternativamente por Karamakate, un superviviente coihuano que ha
visto todo el horror de la destrucción de su esencia. El panorama que muestra
la cinta no puede ser más lúgubre: la ambición, la avaricia y la superchería
han anclado en las culturas amazónicas, de manera que Karamakate puede encarar
a Evans al ver el resultado: «Ahora son lo peor de ambos mundos». Una
desoladora visión del paso del hombre blanco por la Amazonía colombiana que
adquiere tintes míticos con la búsqueda de una planta que representa la esencia
de la sabiduría de sus pueblos originarios: la yakruna.
El guion nos interpela constantemente, y a eso que llamamos
civilización y progreso, con nuestras grandes lacras: el nativo toma de la
tierra lo que le hace falta y respeta sus prohibiciones, y es por eso que se
espanta del amor de los blancos hacia sus cosas, pues toda su ciencia conduce a
la violencia y a la muerte, se lamenta…
…Au cœur de son récit il y a ce survivant. Sorcier ou
médecin, notre société actuelle ne saurait le classifier. Le tiraillement
intérieur qui sous-tend son personnage, entre ouverture à l'autre et conscience
du danger, entre désir de survie de sa culture et volonté de partage, se
dessine progressivement au fil de parcours lascifs qui s'entremêlent avec
intelligence à 40 années d'écart. Une
fresque hors du temps, qui mérite une vision sur grand écran, comme pour mieux
s'imprégner d'une folie humaine et d'un "progrès" qui fait toujours
bien peu de cas des cultures. Un film passionnant, prix Art Cinema Award
à la Quinzaine des réalisateurs de Cannes 2015.
…El abrazo de la
serpiente es un viaje hacia el
pulmón del mundo. Sin embargo, en la primera escena, ya lo hallamos
parcialmente marchito. En 1909, Theodor es consciente que sus ojos contemplan
algo que sus hijos ya no podrán observar y aunque intente preservar la belleza
y singularidad de la cultura indígena, no puede evitar que su presencia traiga
consecuencias. Es destacable la secuencia en la cuál los indígenas
descubren su brújula y se quedan con ella, pese a que Theodor intente
arrebatársela. El alemán ve que ese cachivache destruirá el conocimiento
natural del pueblo colombiano, pero sus componentes se sienten fascinados por
el objeto. Pese a todo, debemos puntualizar que Theodor es un alma buena y
bondadosa en comparación con los otros males que ha vivido esa tierra:
caucheros, colonos y clérigos.
Ciro Guerra es especialmente duro con estos tres
denominadores, considerándolos los verdaderos exterminadores de la cultura del
Amazonas. Quisiera remarcar el tramo “religioso” de la cinta, que además, se
acentúa con su aparición en los dos viajes, separados por 30 años de
diferencia. En 1909, los católicos educan a los niños con mano dura y los
cristianizan des de su infancia. En 1940, sin embargo, asistimos a un
espectáculo aún más aterrador. El culto a los dioses providente de las culturas
indígenas se ha mezclado con una devoción desmesurado a la
figura de Jesús dando lugar a unos ritos espantosos y satánicos. Lo que
vemos con Theodor es turbador, pero lo que observamos en el viaje de Schultes
nos eriza la piel.
Simplemente con ese dato, ya comprobamos que el joven
Ciro Guerra ha sido muy inteligente al estructurar su película en dos viajes
miméticos que comparten un mismo personaje central (Karamakate) y que
están separados por un corto periodo de tiempo. El impacto de la
destrucción, el paso del tiempo como proceso devastador y la madurez de los
personajes se acentúan con este mecanismo. En cierto modo, los científicos
alemanes se configuran como simples acompañantes del viaje de
Karamakate hacia la aceptación de su destino, el perdón de los
actos de los demás y la redención personal. Éste complejo
recorrido interior que sufre el protagonista se convierte en uno de
los muchos puntos fuertes de la película…
…Ancrant rapidement
deux lignes narratives, son approche se veut ethnographique et métaphorique.
L’homme blanc fait bientôt place à un autre, Evan, qui suit les traces du
premier à la recherche de la yakrura. Il rencontre Karamakate ou celui qu’il
pourrait être des années plus tard. Il n’a plus de mémoire. Il
ne sait plus qui il est ou si seulement il existe encore. Evan lui demande
d’être son guide, il accepte de le suivre. Les rôles s’inversent.
Les périples se croisent, se recoupent, se superposent. Le
temps s’efface pour se révéler être le témoin essentiel d’un devenir
commun ; le témoin de la folie des hommes.
Optant pour un
hypnotique noir et blanc, Giro Guerra nous charme, nous trouble, afin de nous
emporter, au-delà du temps et de toute narration. L’approche
est d’une fluidité rare semblant faire de la forêt vierge le personnage
principal du film. N’est-ce pas son esprit qui semble guider la caméra qui
observe d’entrée de jeu Karamakate plongé dans son propre reflet avant d’être
troublé par l’arrivée de l’ethnologue et de son compagnon ? La mobilité du
cadrage, toujours gracieuse, ne fait-elle pas écho au rythme du fleuve et des
oscillations d’un corps cylindrique et infini à l’image de celui du serpent tandis
que le son nous enveloppe au coeur de la nature ? L’étreinte de ce serpent,
effective au générique, conduit au fil de son déploiement à une lente mutation
qui est symboliquement celle de l’humanité et devient effectivement la nôtre.
L’expérience est
d’autant plus envoûtante que le caractère sensoriel de la réalisation rompt
toute frontière représentationnelle : nous pénétrons l’écran et survolons
le fleuve, forts de partager un rêve total et salvateur que le cauchemar ancré
par la colonisation ne peut détruire dès lors qu’il sommeille au plus profond
de nous.
…Nonostante l'interesse acceso sul “polmone del mondo”,
quanto ne sappiamo dei nativi? Ad oggi, le popolazioni sopravvissute non hanno
avuto voce in merito.
Ci sono i resoconti degli esploratori occidentali, ma
nessun contributo di chi conosce l'ecosistema di questo polmone verde grande
quanto un continente.
Ciro Guerra in El abrazo de la serpiente ha
il merito di aver portato sul grande schermo un'Amazzonia, di cui oggi non c'è
più traccia: un'opera che ha del miracoloso per la fedeltà alla memoria di un
immenso patrimonio culturale, tramandato oralmente per secoli, ora risucchiato
dall'oblio.
Eppure, l'Amazzonia avverte che Madre Terra presenta il
conto, da un passato (presente) attivo nel depradarla in nome del profitto, non
possiamo che aspettarci scenari futuri nefasti…
…El título de la película y algunas imágenes de las
serpientes aumentan el enigma y el miedo de los dos exploradores, que en algún
caso viven en una especie de delirio y estado febril, que parecen sometidos al
efecto de un dardo narcotizante para no desviarse de la senda que marca el jefe
de la tribu Chamán. Con una referencia astrológica en la parte final y la
búsqueda de una planta medicinal, como objetivo inicial de ambos viajes. Una
propuesta interesante, pero a la que se podía haber sacado más jugo en su
segunda mitad, que termina siendo bastante plana y aburrida.
Recomendable a los aficionados a las películas diferentes de una gran calidad visual…
Recomendable a los aficionados a las películas diferentes de una gran calidad visual…
Cualquiera que se encuentre en la tesitura de reseñar una
película como El abrazo de la
serpiente ha de hacerlo siempre con el mayor de los
respetos, con la mirada de aquel que se encuentra ante una rara joya, única,
merecedora de ser descubierta, con el espíritu del explorador (nunca mejor
dicho) en busca del arte definitivo, aquel que alimenta el conocimiento
absoluto y transporta al espectador a un estado casi místico de comunión entre
el ego y una obra capaz de sublimar conceptos únicos y dispares entre sí. Bueno,
esa es una opción. La otra es olvidarse de todos los laureles conseguidos por
la película, las críticas apasionadas y enfrentarse a la película como lo que
es, una obra de ficción que merece ser analizada con objetividad de una
puñetera vez…
Era duro encontrarse con la frustración diaria. Muchas
puertas se cerraban cuando Cristina Gallego y su esposo Ciro Guerra buscaban la
manera de dar vida a una idea llamada ‘El abrazo de la serpiente’,
nominada al Óscar a Mejor Película Extranjera.
Fueron tres años de dar la pelea por un proyecto en
el que Cristina tenía fe. “Necesitó mucho tiempo para tomar forma y en esa
medida el interés fue creciendo pero era difícil porque la idea no era clara,
concisa, el guion se empezó a escribir pero no tomaba una forma
satisfactoria para producirla. Y de ahí financiarla...”, recuerda
Cristina.
La historia está inspirada en los
diarios de los primeros exploradores que recorrieron la Amazonía Colombiana,
Theodor Koch-Grünberg y Richard Evan Schultes. La idea era narrar la
historia de Karamakate, chamán amazónico y último sobreviviente de su
pueblo, quien vive en aislamiento voluntario en lo más profundo de la
selva. Años de total soledad lo convirtieron en chullachaqui, una cáscara
vacía de hombre, privado de emociones y recuerdos.
Ciro y su esposa consideraron abandonar la idea pero “no
hubo nunca una decisión de dejar el proyecto, aunque él dice que
tuvo momentos en que perdió la fuerza, pero también estaba ese ánimo
de perseverar y hacerlo pese a las negativas. Queríamos y creíamos
en la historia, sentíamos un compromiso. Fueron tres años de negativas y
un poco de terquedad”, reconoce la productora.
“Pero al final vimos la luz al lograr una coproducción con
Colombia, Venezuela y Argentina y vincular a un importante socio como el
Canal Caracol”.
Mientras tocaban puertas, Ciro trabajaba en el guion
y en 2013 lograron la anhelada financiación y apostaron por salir a rodar sin
tener los aportes de una productora…
qui un’intervista con Ciro Guerra
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