straordinario Jojo, ma anche il padre è bravissimo.
manca la mamma, che Jojo venera, pensando che sia in tournée in America.
un piccolo grande film, da vedere e rivedere - Ismaele
Quien vaya al cine a ver Kauwboy conocerá
a Jojo y a Jack, el grajo del que hablábamos. Y difícilmente se podrá olvidar
de ellos. Rick Lens es el joven actor que le pone cara a Jojo, y qué gran
acierto. Pues este rubito al que se le da divinamente sobrevivir entre las
asperezas de la existencia roba o quizá rescata a una cría de grajo. Y con ese
acto que mezcla la bondad infinita y el capricho mareante de un niño, empieza
esta bonita película sobre ausencias y despertares.
La mayor ausencia es la de
una madre que parece que ha huido de un hogar que ahora esta resquebrajado. No
por culpa del pequeño Jojo, que intenta mantenerlo a flote con una madurez
desvergonzada y rutinaria, sino por un padre que cada día está más cerca de ser
un gorila que un ser humano. Un animal de mirada triste que no consigue
mantener una relación sana con nadie, ni siquiera con su propio hijo…
…Las escenas de Jojo con el pichón emocionan pese a su
simplismo. Desde el primer amanecer juntos hasta sus numerosos reencuentros,
pasando por la típica situación familiar de evolución del tamaño en un apartado
marco de puerta. La conexión es total, no solo entre los dos protagonistas
también de un espectador maravillado con esta modesta propuesta – que no llega
a los ochenta minutos de metraje –. Lejos de la compañía del ave su vida se
torna amarga pero la sigue viviendo. Ama a su padre (Loek Peters), a esa vecina
mayor que él (Susan Radder) y no desespera. Su agreste tenacidad llevará al
momento de inflexión de la película. Un giro que separa a ‘Kauwboy’ del
sobresaliente con un forzado hecho que, sin embargo, no tira por tierra el
excelente trabajo tanto de su realizador como de ese aprendiz de cabeza de
familia interpretado con desparpajo por Rick Lens. Por fortuna, tan sólo es un
sobresalto, el epílogo nos devuelve a su inherente esencia. A esa vuelta al
pasado. El nuestro. Donde las cosas eran tan simples. Donde el amor siempre era
correspondido. Donde no existía la palabra imposible.
… En las
interpretaciones, el niño Jojo está simplemente genial, es tan natural que
trasmite absolutamente todo. Su padre también, un hombre endurecido, gélido y
adolorido pero que ama a su hijo. E incluso la niña que pasa con un chicle,
haciendo bombas, también es encantadora.
En síntesis, una joya imperdible. Un gran ejemplo de las grandes cosas que
se pueden conseguir con sencillez y con una historia llena de amor y dolor. Y
al final debemos sobreponernos ante todas las dificultades y ser fuertes como
los pequeños grajos.
…La película no cae en
sentimentalismos, a pesar del tema y de tener a un niño como protagonista, más
bien se orienta a fortalecer un registro naturalista sobre los comportamientos
humanos ante situaciones límite. Sin embargo, y a pesar de una buena solvencia
narrativa, la debilidad del film se encuentra hacia el final, en el manejo de
la resolución del conflicto. Ahí es donde se aleja de la alegoría inicial, a la
cual alude nuevamente en el final, y se desorienta. Si bien en el último cuarto
de hora se devela aquello que necesitábamos para hilvanar la historia, la
información no debería precipitar el desenlace y, menos, resolverlo de manera
simplista y complaciente. El guion utiliza “tips” reparadores, extraídos de un
manual de psicología básica. Un vuelco precipitado sobre el cierre que dejará
insatisfecho a más de uno.
“Primero no hay nada. Nada en
absoluto. Todo es negro; ¿y después?…”.
…nos hace reaccionar con algunos
efectos pero en sí no se luce intensión de efectismos gratuitos. El padre no es
una caricatura aunque es un personaje con no demasiadas aristas desarrolladas,
no obstante hubiera sido fácil provocarla, ni el niño representa la indefensión
absoluta (aunque claro es un menor), sino es a un punto autosuficiente y hasta
atrevido. Reacciona como con los golpes de enojo que les da a los casilleros
insistentemente, la huida de casa, su reiteración de tener el ave (más fuerte
que todo porque representa su solidez emocional) o la mordedura a su tramposo
compañero en la piscina.
Es grato
hallarse con un filme tan diáfano, tan humilde pero bien hecho, con un mensaje
claro, una mirada a la infancia, tan importante por la pureza y el arco iris
que se merecen en un mundo que lastimosamente les toca a muchos ser duro desde
antes de lo previsto. Se trata de calidez de principio a fin. Y eso irradia al
observador.
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