uno di quei film da non perdere, Andrés Wood è un bravissimo
regista cileno e qui si racconta di Violeta Parra.
non è un film
agiografico, ci sono le debolezze e le grandezze di Violeta Parra, è un film
ruvido e sincero e Francisca Gavilán "è" Violeta.
vale davvero il
tempo della visione - Ismaele
Ps: da noi si sa troppo poco dei film che non siano europei e statiunitensi, gli altri americani fanno cose diverse dai vicini todopoderosos, altro stile, altre storie, bisogna cercarli, molti meritano molto
Violeta Parra, chanteuse, poète et peintre, est une véritable
icône de la culture chilienne. Violeta retrace le destin d’une femme hors du
commun, ses succès et sa déchéance. De son enfance aux côtés d’un père
alcoolique, en passant par son apprentissage de la guitare, son rapport brutal
et déterminé à la maternité et au monde, ses engagements esthétiques et
politiques, jusqu’à sa fin tragique. Rythmé par ses chants poignants et
minéraux, tout droit sortis des entrailles de la terre chilienne, et construit
avec une grande liberté, le portrait de cette artiste tourmentée et passionnée
est porté avec une grâce magnétique par Francisca Gavilan…
El filme del director de
Machuca sobre la cantautora más importante de Chile no es la típica biografía
ni tampoco otra rapsodia desatada sobre el dolor del artista incomprendido.
Esto no es, por suerte, La Vida en Rosa. La Violeta Parra de esta cinta
(magníficamente interpretada por Francisca Gavilán) es una mujer que sufre, que
llora y que tiene el final trágico que todos conocemos, pero no es una víctima.
En su ir y venir entre
el tiempo y el espacio, este retrato arma un personaje que consigue casi todo
lo que desea: el oficio de los cantores, el aplauso de los mineros, el aprecio
de la alta cultura parisina, el amor de un hombre más joven.
Pero la artista quiere
más. Y en su afán puede ser egoísta, hosca, incluso cruel. Esa contradicción
entre la ternura con que mira al país como grupo y las ideas fijas que la hacen
perder de vista a sus más íntimos, Wood la filma de cerca, con una cercanía
tibia inédita en su filmografía hasta ahora, una cercanía apenas presente en La
Buena Vida y que se arriesga –para bien- al exceso y a lo ambiguo.
El relato salta entre
épocas y lugares pero, si su fidelidad a los datos históricos podría
discutirse, está fuera de duda su calidad como experiencia en pantalla. Esta
bien puede ser la película más vistosa y ágil que haya estrenado su director…
Violeta se fue a los cielos no es una película
biográfica. No, al menos, en los términos de costumbre. Tras verla, no nos
sentimos en condiciones de abrumar con datos sobre Violeta Parra. Sí de decir
que hemos experimentado -que seguimos experimentando- su subjetividad, como en
un sueño, un sueño en el que por momentos fuimos ella.
La palabra subjetividad y la palabra sueño indican
que el realizador chileno Andrés Wood no procuró filmar la historia oficial de
Parra, como tampoco intentó respetar la cronología de su vida ni abordarla
desde el mero realismo. Prefirió lo episódico a lo abarcativo; lo pulsional a
lo práctico; lo caóticamente onírico a lo prolijamente real. Su filme es, en
más de un sentido, un rescate emotivo.
Wood aclaró que sin Francisca Gavilán, la estupenda -y para
nosotros desconocida- actriz que hace de Parra, no habría película. De acuerdo.
Y no sólo por cómo encarna al personaje, o por cómo interpreta versiones
bellísimas de sus canciones, sino por su compleja e intensísima capacidad para
envolvernos en un universo íntimo y hacernos “sentir a” o “sentir como” Parra.
Una Parra ficcional: aclaración sin importancia…
…Como en Frida, naturaleza viva –una película que parecería haber
sido todo un referente–, la estructura de rompecabezas no es un capricho
formal, sino la manifestación de una imposibilidad: la de darles un sentido
unívoco a tantas Violetas. ¿Cómo es que la que fue una chica tímida,
acomplejada por sus pozos de viruela, en cuanto ve al suizo le echa el ojo y se
propone “meterlo en la cama y sacarle todo el jugo”? ¿Cómo la invitada a cantar
en la embajada termina su presentación sin la menor diplomacia, escupiéndole
“sordo de mierda” al embajador y, de paso, a todos los invitados? ¿Cómo puede
esa mujer enterarse que se le murió una beba y seguir de gira? ¿Cómo conciliar
el humanismo de “Gracias a la vida” con el protopunk de “Maldigo del alto
cielo”?
Lúcidamente, Violeta se fue a los cielos no pretende homogeneizar
ni conciliar nada. Por el contrario, pone al espectador frente a pedazos que no
encajan, o se despegan y se salen…
da qui
da qui
in effetti ci sono tanti registi cileni che si fanno valere... un filone molto interessante.
RispondiEliminasiamo un po'troppo pigri, bisogna impegnarsi di più.
RispondiEliminapochi ne arrivano in sala, da quella parte del mondo, purtroppo.