sabato 20 aprile 2024

Chile 1976 – Manuela Martelli

in Cile, sotto il regime fascista di Pinochet, la Resistenza è quasi impossibile e gli oppositori sono eroici, sanno che rischiano la vita ogni momento.

Carmen è la protagonista, una nonna cattolica, che ancora rischia, piena di paura e però coraggiosa, controllata e minacciata dalla polizia del regime.

una storia che non lascia tranquilli, nessuno si senta al sicuro.

buona (rischiosa) visione - Ismaele

 

 

 

Pure esordiente, Manuela Martelli si dimostra in grado di confezionare un’ interessante pellicola. Partendo da un noto e drammatico contesto storico e politico, il film riesce a virare al thriller più incalzante senza forzare la mano su fatti e personaggi che rimangono assolutamente compatibili e credibili con il contesto storico tormentato e complesso sullo sfondo.

La Martelli elabora la vicenda con felice approccio narrativo, incastrando ogni pezzo al punto giusto: la denuncia politica, la memoria storica, la corretta suspense e un’ adeguata contestualizzazione ( dai risvolti intimi a quelli psicologici) della protagonista, ottimamente interpretata dalla brava e credibile Aline Kuppenheim.

La brava attrice risulta capace di rendersi credibile nel passaggio da ricca donna dedita alla ristrutturazione della casa di vacanza, come passatempo per non annoiarsi, a parte integrante ed attiva di una resistenza alla dittatura. Divisa e schierata in una dimensione ufficialmente privilegiata ed elitaria, ma coinvolta a difendere la causa delle vittime oppresse e fatte sparire.

Il film si pregia di una fotografia accurata in cui prevalgono i colori caldi e una ricostruzione d’ambiente meticolosa che non diventa tuttavia un fine, bensì un mezzo per contestualizzare una vicenda curata, sin nei minimi dettagli, sia tecnicamente, sia nella costruzione narrativa.

1976 resta un esordio notevole di un’autrice da tenere d’occhio.

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Stupisce la bravura della Martelli nel costituire la sua opera prima incastrando ogni pezzo al punto giusto: denuncia politica, memoria, suspense, approfondimento psicologico della protagonista, ottimamente interpretata da Aline Kuppenheim. All'inizio del film la vediamo impegnata a scegliere i colori per la ristrutturazione della sua casa, i rumori di scontri che provengono dalla strada sembrano qualcosa di completamente estraneo alla sua esistenza. Ma una macchia di vernice che le cade sulle scarpe è il primo segno che non si può evitare di sporcarsi in una realtà orrenda come quella che stava vivendo il Cile. Sono particolari come questi a far capire che il film ha una marcia in più. La cura nella fotografia e nella scelta delle location di paesaggi costieri, le musiche assolutamente appropriate, l’attenzione ai colori e ai dettagli, i punti di vista e le posizioni della macchina da presa, gli zoom messi al punto giusto senza stafare sono induce di un talento che andrà senza dubbio tenuto d'occhio.

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Los cambios emocionales de la protagonista, de una u otra forma —en la crítica social de Moffat y de Martelli—, expresarían una suerte de denuncia al vacío y a la superficialidad en los cuales se encontraba Carmen, previo a poner en peligro su tranquilidad y la de su acomodada familia; para luego zambullirse sin mayores requiebros personales, en la aventura de posibilitar y de ayudar al escape de un «extremista» de izquierda, desde su refugio en la parroquia playera y costera, con el propósito de que este pueda continuar su lucha armada y política en contra del régimen, en una empresa que es ya una opción de vida, y que abarca la totalidad de una existencia.

Carmen evoluciona en profundidades desconocidas para ella, y tanto el rostro de Aline Küppenheim como la música incidental compuesta por María Portugal, atestiguan ese viaje hacia la obscuridad o el final de una noche, política, moral, y en última instancia cívica.

En efecto, la intimidad social y cultural de ese Chile en su mayoría cómplice y simpatizante frente a las cuestionables acciones de la Junta Militar de Gobierno en materia de seguridad interior, se consiguen de una manera bastante realista y al modo de una recreación de historicidad privada, insisto que suficientemente lograda y satisfactoria (salvo la aparición de las antenas «neoliberales», por supuesto), acerca de un país y de una sociedad, en suma, que confinaba a la proscripción y al ocultamiento, a sus ciudadanos disidentes.

Ahí, en esas minucias dramáticas y escénicas, sin duda, se rastrean el trabajo en la elaboración y en la redacción del guion, y de la dirección de actores propiciada por Manuela Martelli…

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La primera película de Manuela Martelli es una obra misteriosa cargada de detalles y belleza. Con ritmo lento, nos introduce poco a poco en la vida de Carmen, una mujer tan preocupada por el color de las paredes de su salón, como por el bienestar de un joven rebelde. Tan preocupada por la tarta de cumpleaños de uno de sus nietos, como por la posibilidad de un cambio político en su país.

En 1976 Martelli es crítica con su país y con sus ciudadanos. Desde la boca de sus personajes escuchamos que definen a Chile como un país triste y a los chilenos como una sociedad débil y perezosa. Pero Carmen no es así, es precisamente todo lo contrario.

Carmen es color, fuerza y valentía. Pero en el Chile de 1976, esos atributos viven sometidos de una forma brutal. Su valentía se sostiene gracias a su extrema curiosidad y la protección de su fe cristiana. Es una valentía culpable. Carmen es una mujer excepcional, inteligente e interesante. Pero vive como florero de un médico que es incapaz de mirar más lejos de la punta de su nariz.

Ella tiene profundos deseos, con otros hombres, profesionales y de vida. Pero la religión, una sociedad profundamente machista y patriarcal y vivir bajo el yugo de un criminal como Augusto Pinochet, ponen freno a todos sus impulsos…

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…Durante toda su vida, Carmen ha aceptado el papel que la sociedad patriarcal le ha impuesto y se ha desempeñado como una mujer pasiva. Pero, gracias a un evento fortuito, tiene la oportunidad de descubrir su verdadero yo y decidir quién quiere ser en la vida. Sin embargo, lograr esto no será fácil, ya que tendrá que enfrentarse no solo a la nueva clase política, sino también a su propia familia, la cual está conectada con la dictadura. Aunque esta búsqueda implica riesgos, Carmen experimenta una transformación personal profunda que justifica todos los peligros que debe afrontar.

Escrita por Martelli y Alejandra Moffat, y fotografiada con maestría por Yarará Rodríguez, la película captura con sutileza el clima político y social de la época, combinando elementos dramáticos, emocionales y de tensión en una narrativa psicológica plagada de simbolismos (como zapatos, ventanas y pinturas que dicen mucho más de lo que representan a priori) y haciendo uso del fuera de campo, para ofrecer una nueva perspectiva que rompe con los estereotipos del género cinematográfico político.

1976 es un retrato humano, histórico y social que sitúa a la actriz convertida en cineasta como una de las debutantes más prometedoras y comprometidas del último año.

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