in Cile, sotto il regime fascista di Pinochet, la Resistenza è quasi impossibile e gli oppositori sono eroici, sanno che rischiano la vita ogni momento.
Carmen è la protagonista, una nonna cattolica, che ancora rischia, piena di paura e però coraggiosa, controllata e minacciata dalla polizia del regime.
una storia che non lascia tranquilli, nessuno si senta al sicuro.
buona (rischiosa) visione - Ismaele
Pure esordiente, Manuela Martelli si
dimostra in grado di confezionare un’ interessante pellicola. Partendo da un
noto e drammatico contesto storico e politico, il film riesce a virare al
thriller più incalzante senza forzare la mano su fatti e personaggi che
rimangono assolutamente compatibili e credibili con il contesto storico
tormentato e complesso sullo sfondo.
La Martelli elabora la vicenda con felice approccio narrativo,
incastrando ogni pezzo al punto giusto: la denuncia politica, la memoria
storica, la corretta suspense e un’ adeguata contestualizzazione ( dai risvolti
intimi a quelli psicologici) della protagonista, ottimamente interpretata dalla
brava e credibile Aline Kuppenheim.
La brava attrice risulta capace di rendersi credibile nel passaggio
da ricca donna dedita alla ristrutturazione della casa di vacanza, come
passatempo per non annoiarsi, a parte integrante ed attiva di una resistenza
alla dittatura. Divisa e schierata in una dimensione ufficialmente privilegiata
ed elitaria, ma coinvolta a difendere la causa delle vittime oppresse e fatte
sparire.
Il film si pregia di una fotografia accurata in cui prevalgono i
colori caldi e una ricostruzione d’ambiente meticolosa che non diventa tuttavia
un fine, bensì un mezzo per contestualizzare una vicenda curata, sin nei minimi
dettagli, sia tecnicamente, sia nella costruzione narrativa.
1976 resta un esordio notevole di un’autrice da
tenere d’occhio.
…Stupisce la bravura della Martelli nel costituire la
sua opera prima incastrando ogni pezzo al punto giusto: denuncia politica,
memoria, suspense, approfondimento psicologico della protagonista, ottimamente
interpretata da Aline Kuppenheim. All'inizio del film la vediamo impegnata a
scegliere i colori per la ristrutturazione della sua casa, i rumori di scontri
che provengono dalla strada sembrano qualcosa di completamente estraneo alla
sua esistenza. Ma una macchia di vernice che le cade sulle scarpe è il primo
segno che non si può evitare di sporcarsi in una realtà orrenda come quella che
stava vivendo il Cile. Sono particolari come questi a far capire che il film ha
una marcia in più. La cura nella fotografia e nella scelta delle location di
paesaggi costieri, le musiche assolutamente appropriate, l’attenzione ai colori
e ai dettagli, i punti di vista e le posizioni della macchina da presa, gli
zoom messi al punto giusto senza stafare sono induce di un talento che andrà
senza dubbio tenuto d'occhio.
…Los cambios emocionales de la
protagonista, de una u otra forma —en la crítica social de Moffat y de
Martelli—, expresarían una suerte de denuncia al vacío y a la superficialidad
en los cuales se encontraba Carmen, previo a poner en peligro su tranquilidad y
la de su acomodada familia; para luego zambullirse sin mayores requiebros
personales, en la aventura de posibilitar y de ayudar al escape de un
«extremista» de izquierda, desde su refugio en la parroquia playera y costera,
con el propósito de que este pueda continuar su lucha armada y política en
contra del régimen, en una empresa que es ya una opción de vida, y que abarca
la totalidad de una existencia.
Carmen evoluciona en profundidades
desconocidas para ella, y tanto el rostro de Aline Küppenheim como la música
incidental compuesta por María Portugal, atestiguan ese viaje hacia la
obscuridad o el final de una noche, política, moral, y en última instancia
cívica.
En efecto, la intimidad social y cultural
de ese Chile en su mayoría cómplice y simpatizante frente a las cuestionables
acciones de la Junta Militar de Gobierno en materia de seguridad interior, se
consiguen de una manera bastante realista y al modo de una recreación de
historicidad privada, insisto que suficientemente lograda y satisfactoria
(salvo la aparición de las antenas «neoliberales», por supuesto), acerca de un
país y de una sociedad, en suma, que confinaba a la proscripción y al
ocultamiento, a sus ciudadanos disidentes.
Ahí, en esas minucias dramáticas y
escénicas, sin duda, se rastrean el trabajo en la elaboración y en la redacción
del guion, y de la dirección de actores propiciada por Manuela Martelli…
…La primera película de Manuela Martelli
es una obra misteriosa cargada de detalles y belleza. Con ritmo lento, nos introduce poco a
poco en la vida de Carmen, una mujer tan preocupada por el color de
las paredes de su salón, como por el bienestar de un joven rebelde.
Tan preocupada por la tarta de cumpleaños de uno de sus nietos, como por la
posibilidad de un cambio político en su país.
En 1976 Martelli
es crítica con su país y con sus ciudadanos. Desde la boca de sus personajes
escuchamos que definen a Chile como un país triste y a
los chilenos como una sociedad débil y perezosa. Pero Carmen no
es así, es precisamente todo lo contrario.
Carmen es color, fuerza y valentía. Pero
en el Chile de 1976, esos atributos viven sometidos de una forma brutal. Su
valentía se sostiene gracias a su extrema curiosidad y la
protección de su fe cristiana. Es una valentía culpable. Carmen
es una mujer excepcional, inteligente e interesante. Pero vive como florero de un médico que es incapaz de mirar
más lejos de la punta de su nariz.
Ella tiene profundos deseos, con otros
hombres, profesionales y de vida. Pero la religión, una sociedad
profundamente machista y patriarcal y vivir bajo el yugo de un criminal como
Augusto Pinochet, ponen freno a todos sus impulsos…
…Durante
toda su vida, Carmen ha aceptado el papel que la sociedad patriarcal le ha
impuesto y se ha desempeñado como una mujer pasiva. Pero, gracias a un evento
fortuito, tiene la oportunidad de descubrir su verdadero yo y decidir quién
quiere ser en la vida. Sin embargo, lograr esto no será fácil, ya que tendrá
que enfrentarse no solo a la nueva clase política, sino también a su propia
familia, la cual está conectada con la dictadura. Aunque esta búsqueda implica
riesgos, Carmen experimenta una transformación personal profunda que justifica
todos los peligros que debe afrontar.
Escrita por
Martelli y Alejandra Moffat, y fotografiada con maestría por Yarará Rodríguez,
la película captura con sutileza el clima político y social de la época,
combinando elementos dramáticos, emocionales y de tensión en una narrativa
psicológica plagada de simbolismos (como zapatos, ventanas y pinturas que dicen
mucho más de lo que representan a priori) y haciendo uso del fuera de campo,
para ofrecer una nueva perspectiva que rompe con los estereotipos del género
cinematográfico político.
1976 es un retrato humano,
histórico y social que sitúa a la actriz convertida en cineasta como una de las
debutantes más prometedoras y comprometidas del último año.
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