giovedì 8 agosto 2019

Postales de Leningrado - Mariana Rondón

quando ancora si poteva, almeno un po', sorridere, in Venezuela si giravano film come questo, c'era la guerriglia, è vero, al bambino/a arrivavano cartoline da Leningrado, e per quel bambino/a, pur cresciuto dai nonni, sapere che c'era qualcuno che sarebbe ritornato da così lontano era bellissimo.
prigione, torture e omicidi c'erano sempre, ma quei bambini ancora non lo sapevano.
buona visione - Ismaele

ps: Mariana Rondón è la regista di Pelo malo, dove già c'era poco da ridere.






…Esta obra nos remite a la Venezuela de los años 60, y más concretamente a una patrulla guerrillera de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional. La historia se cuenta desde el punto de vista de dos niños: la narradora principal, hija de una de las guerrilleras cuenta como fue su alumbramiento y como toda su vida se ha dedicado a esconderse y pasar desapercibida junto a su madre. Por otro lado está su primo Teo, un niño que vive con sus abuelos y que todo lo que sabe de su propia madre es lo que esta le cuenta a través de unas postales que le manda desde Leningrado.

Lo cierto es que, si bien el punto de vista infantil aporta un marco interesante, también es necesario que esto exige al espectador conocer un mínimo del contexto histórico para saber porque ocurre lo que ocurre y valorar de forma adecuada la interpretación infantil que se hace.
Dicho esto, Mariana Rondón utiliza otra técnica que puede resultar controvertida: los saltos temporales. En lugar de ser una historia lineal los acontecimientos no siguen un orden cronológico: parece más bien como si todo el hilo argumental fuese derivado de una especie de monólogo interior infantil. Y por supuesto, esto indica que tendremos que intuir elementos claves del guión como el de las relaciones entre los personajes, la realidad subyacente o incluso la localización geográfica en ocasiones.
Pero, por una de estas ironías del destino y del arte, ese óbice que nos impide acceder a la narración en todo su esplendor es, asimismo, lo que la dota de mayor grado de fortaleza. El hecho de que todas las explicaciones que se den sean las que un adulto le puede dar a un niño para hacerle entender algo permite también que podamos ver cuales son los peligros a los que se enfrentaba la Fuerza Armada de Liberación Nacional.

De este modo, los miembros de la guerrilla tienen una dobla vertiente: por un lado, tienen que ocultarse y seguir con su actividad a ojos del mundo, y por otro lado tienen también que dar una apariencia de normalidad ante sus pequeños vástagos, que muchas veces colaboran en la misma sin tener claro que están haciendo. Así, escenas como la persecución de la madre de la protagonista (cuyo nombre no sabemos) o la huida de la cárcel de su padre se antojan un doble juego que conectará con el espectador más avispado.
La acumulación de distintos elementos del lenguaje cinematográfico (Cine dentro del cine, imágenes de archivo de los años 60, thriller, drama histórico, historia familiar) puede resultar un tanto excesivo. No deja de ser interesante aprovechar las ventajas de las distintas opciones al alcance, pero lo cierto es que al final uno agradecería una apuesta más en firme.
En conclusión, este primer trabajo con voz infantil de Mariana Rondón, pese a lo confuso que puede resultar en algunos momentos, ya mostraba muchas de las virtudes que, una vez pulidas, han hecho que la nueva película de esta directora este triunfando por el mundo. Ya lo decía Skip West: Los niños son el futuro.

…El trabajo de la directora es soberbio. Notable por la naturalidad con que asume el punto de vista de los niños para contar la historia. Si bien la misma es relatada por la niña sin nombre, su primo Teo es quien aparece como protagonista de gran parte de esa historia y en muchos momentos los puntos de vista se confunden, sin perder la posición infantil frente a una situación cruenta y dolorosa.
Los recursos estéticos que utiliza Rondón son siempre acertados. El uso de flashbacks o flashfoward indistintamente, rompen la unidad espacio temporal y refuerzan la unidad temática. Las grafías sobreimpresas, propias del mundo infantil, hacen tolerable la violencia (especialmente la sangre y las muertes, que no son por ello negadas). La superposición de la voz en off de la niña con la voz de los protagonistas, recupera la idea de la trama como relato y no como situación real que esta siendo vivida. Y en tanto relato, visión subjetiva de algo que fue vivido o referido y es recordado…



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