l'ordine è chiaro, ripulire il centro della città da tossici e spacciatori, il Grupo 7 lavora con forza e coraggio per quest'obiettivo.
i personaggi sono convincenti e la sceneggiatura non lascia respiro.
un gran bel film, da non perdere, nessuno se ne pentirà, promesso - Ismaele
…Siamo di fronte
ad un poliziesco violento al punto giusto, ben recitato a tratti sorprendente
nel suo voler miscelare lo spessore e la ricerca di contenuti tipici di un
cinema fortemente autorale, con tutti i crismi di un cinema orgogliosamente di
genere, che ammicca allo spettatore con storie viscerali che puntano ad
emozionare con trame fortemente radicate nella realtà, l’immaginifico di
Rodriguez ha una inconfondibile connotazione noir e un’impronta tipicamente europea che
ne fanno un’opera che punta senza remore all’intrattenimento con spessore…
…Unas interpretaciones extraordinarias,
comandadas por Antonio de la Torre, mirada de cuchillo, máquina de clavar las
frases, y por la dulce sinvergonzonería de Mario Casas, con el apoyo de la
naturalísima presencia de un grupo de actores desconocidos que no son sino sus
personajes: puro sudor andaluz, sonrisa sincera, mueca dolorosa; ternura o
carroña, por separado, o al alimón. Un guion de Rafael Cobos, que repite con
Rodríguez tras las notables 7 vírgenesy After, capaz de aunar una extraña poesía de la
cotidianidad y un arrasador cachondeo del terruño, sensible o mezquino,
demoledor en su comicidad, y de crear un verdadero cúmulo de emociones corales
con apenas unas pinceladas (¿recuerdan el grupo humano de Heat, de Michael Mann, más allá de sus atracos?). Y,
por último, una cortante puesta en escena de Rodríguez (también coguionista),
espectacular en sus secuencias de acción y en sus persecuciones por una Sevilla
capillica y juerguista, que parece la Gomorra de Matteo Garrone. La película de
Rodríguez es pura autenticidad, en su salvajismo y su fanfarronería, su
zalamería y su amargura.
…Alberto Rodríguez maneja la cámara con nervio, imprime ritmo a
una trama que agradece el trabajo de exteriores, cierta atmósfera de cine
policíaco de trinchera. No permiten que Mario Casas luzca físico: los fans de
este actor deben saber que no es esa clase de película. Así pues,Grupo 7 supone una grata sorpresa, humilde y
dura con la realidad de la droga en los bajos fondos. El principal mérito de
esta película es su reparto, que destila naturalidad y cuenta con un actor
creíble y muy contenido llamado Antonio de la Torre. En definitiva, es un
modelo de cine a seguir.
…“Grupo 7” se defiende muy bien desde su elenco
central ─incluido un Mario Casas que con todo no puede evitar ir un poco
forzado, como siempre─ y secundario, dibujando un contundente y reconocible
microuniverso que nos recuerda que, como sociedad y a un nivel individual, tal
como éramos, somos. Además, hacía mucho que nuestro cine no volvía a centrar
así su mirada en los tiempos de la heroína, el diablo vestido de ángel
─nostalgia de Los Calis…─ que devastó generaciones enteras mientras el país
trataba de abrazar un desarrollo social que alejara definitivamente el
oscurantismo de la dictadura. Más chutes, no; más películas como esta, sí.
… Grupo 7 tiene una factura técnica impecable,
un diseño de producción que indica el gran nivel del cine español, a pesar de
los detractores que no lo ven y lo critican por razones ideológicas. Las
secuencias de acción están filmadas con brío, talento y gran dominio del
lenguaje cinematográfico. En especial, la persecución del comienzo del film por
calles, edificios y tejados es un excelente ejemplo de claridad expositiva y de
ritmo de montaje. Están muy bien plasmados los distintos ambientes sevillanos y
ese aspecto barroco de la religiosidad y el paganismo beato. Sin embargo, la
historia de los protagonistas de este peculiar cuarteto policial es monótona y
hasta tópica. Antonio de la Torre realiza una excelente composición del
solitario atormentado por la muerte de un hermano, pero se estanca en la
insustancial relación que establece con una joven yonqui. Mario Casas ejerce de
guaperas con sus gestos, pero más le valiera no abrir la boca, porque provoca
vergüenza ajena, especialmente en un par de momentos en los que el film pide a
gritos un actor con dominio del gesto y de la voz. Joaquín Núñez, como el
policía guasón y popular se convierte en un excelente robaplanos. Estructurada
narrativamente como una historia de duelo y venganza entre rivales,Grupo
7 crea una atmósfera de
creciente violencia, de un hiriente realismo que desemboca en un desenlace tan
nihilista como presume el hierático.
… Esto no es cine
norteamericano, amigos, y se nota. Se nota para bien. Se nota en esa trama del
policía Rafael poniendo velas a la virgen con el aplomo de un tipo duro del
polar francés clásico, de esos que hablan poco con la boca y mucho con los ojos
y con los gestos, pero sin perder su identidad española, más aún, su identidad
sevillana. Se nota en ese trepa con buenas intenciones, pero no por ello menos
trepa (una especie muy española, todos para nuestra desgracia conocemos alguno)
que interpreta Mario Casas, un actor que por encima de ser un icono mediático
en clave de sex-symbol demuestra aquí que puede echarse a la espalda un papel
protagonista tranquilamente sin descomponer el gesto y ganándose a la cámara y
al espectador sin despeinarse. Se nota en esos tres papeles femeninos, breves
pero fundamentales, Elena (Inma Cuesta), Lucía (Lucía Guerrero) y Marisa (Diana
Lázaro), que abren otro paisaje de la trama principal. O en esos dos segundos
protagonistas, no secundarios, porque tienen su propio peso en el relato, Mateo
(Joaquín Núñez) y Miguel (José Manuel Poga), y en ese chota, chivato o confite
que le pasa información al policía, encarnado por Julián Villagrán, al que no
hace mucho le hemos visto construyendo otro papel completamente distinto
en Extraterrestre de Nacho Vigalondo, y que si me permiten la
opinión, puede hacer el papel que le dé la gana, porque va a clavarlo fijo. En
esos actores es en lo que se basa la calidad de una película que además
visualmente está bien servida de talento por un director que consigue captar no
sólo en las localizaciones, sino en la forma de presentar su historia, una
especie de alma del cine policíaco de los ochenta, el buen cine policíaco de
los ochenta quiero decir, hasta el punto de que con esos planos para situarnos
cronológicamente y con la música que los acompaña, me recordó o puso tras la
pista de una de las mejores películas del género que produjo la década de los
80: Vivir y morir en Los Ángeles, dirigida por William
Friedkin en 1985…
…Alberto
Rodríguez consigue crear impactantes escenas de acción con grandes
persecuciones y momentos de gran tensión dramática., como la que abre la trama,
dejando entrever el estilo del film y la dureza de sus personajes, o aquella
que la cierra, dejándonos con la sensación de haber cumplido nuestras
expectativas. La venganza, los momentos vejatorios, tanto para la policía como
para los presuntos culpables, reflejan el duro mundo de la corrupción, la droga
y esa fina línea que se encuentra entre el deber, el honor y la necesidad.
Grupo 7 es
una película dura, arriesgada, con unos personajes complejos y una violencia y
brutalidad, que a ratos incomoda, pero que sirven de hilo conductor a un buen
guión de intensidad continuada y, sobre todo, a una película bien interpretada,
que ofrece un profundo retrato de este grupo de policías, en el que su director
vuelve a apostarlo todo al número 7…
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