torna al cinema dopo 20 anni, restaurato, un grande film d'amore.
la signora Chen e il signor Chow, traditi dai rispettivi consorti, si innamorano giorno dopo giorno, senza mai il coraggio, la forza di lasciare che sia.
musica, fotografia, attori in stato di grazia ci riempiono orecchie, occhi e cuore, come non si fa a fare il tifo per loro?
poi arriva il momento delle decisioni, todo cambia.
non smettono mai di pensarsi e di volersi bene, ma non esiste il lieto fine.
ognuno soffra davanti allo schermo - Ismaele
Sono passati ormai ventun anni dalla prima presentazione a Cannes e dalla successiva uscita in sala di In the Mood for Love; eppure, a rivederlo oggi, il film di Wong Kar-wai non ha perso un grammo della sua forza espressiva e della carica evocativa che porta con sé. Di più, quello di Wong sembra un film realizzato da poco, tanto è moderna la sua regia e ancora valide le sue intuizioni. Un’opera che, già a suo tempo salutata come una delle vette più alte della carriera del suo autore, regge quindi benissimo alla prova del tempo. Proprio quel tempo che è elemento centrale del film di Wong, che consuma l’impossibile amore tra i due protagonisti attraverso i cambiamenti politici e sociali della Hong Kong degli anni ‘60, che alla fine ha la meglio sul tentativo dei due di fermarne lo scorrere, rubando momenti a una quotidianità di solitudine. E una delle caratteristiche del film di Wong Kar-wai, di fatto, è proprio quella di essere contemporaneamente storia atemporale, valida nel suo nucleo a prescindere dall’epoca in cui è ambientata, e tuttavia di delineare uno sfondo in cui lo scorrere del tempo si fa elemento “pesante” e difficile da ignorare…
… se trata de una película que trasciende y se refugia en la memoria del espectador. Una triste historia de amor, dolorosamente real y ajena a artificios. Con dos personajes condenados a reprimir sus emociones en un entorno sofocante.
Formalmente excelsa, Deseando amar (In the Mood for Love), destaca por su preciosismo y su sensibilidad para con las emociones. Gracias a las magníficas interpretaciones de Maggie Cheung y Tony Leung Chiu- Wai y a su gusto por la insinuación. Mediante una cámara detallista que si bien capta hasta el más mínimo detalle, también apuesta por dejar libertad interpretativa al espectador.
… La historia se inicia en 1962 en Hong Kong y tiene como protagonistas a Chow, un escritor que trabaja en un diario de la ciudad y a Li-Zhen Chan, una mujer que trabaja en una empresa de exportaciones, y que se conocen porque acaban de llegar hace poco tiempo al edificio de viviendas propiedad de la señora Suen. Esos nuevos vecinos comienzan a entablar amistad y pasan mucho tiempo libre juntos, aprovechando la ausencia de sus parejas que pasan largos periodos de tiempo fuera de Hong Kong.
Estas dos personas comenzarán un romance que está muy bien desarrollado en la película, y que será el asunto central de la película, que funciona bastante bien gracias a la calidad técnica y artística, en donde se cuidan al máximo todos los detalles, y por el trabajo interpretativo de sus dos protagonistas, ya que tanto Tony Leung como Maggie Cheung están magníficos, y transmiten mucho con su simple mirada y sin necesidad de exteriorizar sus sentimientos. También me gustaría destacar el trabajo de Rebecca Pan, en un papel secundario como el de la señora Suen, pero fundamental en el desarrollo de la trama…
… La redención, además, no es en Deseando amar un concepto alcanzable. Ya sea porque dibuja una línea temporal fuera de sincronía entre lo que cada uno de ellos está dispuesto a aceptar en cada momento, que obliga a los protagonistas a buscarse en la más negra oscuridad, o porque culpa al paso del tiempo, a la vida misma, de no tener piedad, retiene la liberación que buscan en una cárcel sin llave, una vez más, representada por un viaje físico y espiritual en el que se siguen el uno al otro siempre demasiado tarde. Al construir las poderosas metáforas que la integran, como el agujero en el que enterrar los secretos, está componiendo una sinfonía narrativa que adquiere valor en sí misma, dando cierre y sentido a una época sentenciada a permanecer siempre detrás de la esperanza.
La exploración que hace Wong Kar-wai de las relaciones interpersonales, de lo inevitable de los sentimientos que surgen cuando las dos partes de un todo se rozan en el vacío existencial, de la realidad que hace resonar una música —y qué banda sonora— cada vez más completa, más familiar, y se deja arrastrar por el lapso de tiempo y espacio que separa lo que tenemos de lo que nos queda, convierte cada segundo de Deseando amar en un gran y fabuloso poema que no descuida ni un solo verso, ni se salta ninguna sílaba: simplemente es y está, continúa ocultando secretos entre ruinas y barro, y celebra el amor con tanta intensidad que no nos deja ni siquiera mantenerlo entre los dedos.
…Their lives are as walled in as their cramped living quarters. They have more money than places to spend it. Still dressed for the office, she dashes out to a crowded alley to buy noodles. Sometimes they meet on the grotty staircase. Often it is raining. Sometimes they simply talk on the sidewalk. Lovers do not notice where they are, do not notice that they repeat themselves. It isn't repetition, anyway--it's reassurance. And when you're holding back and speaking in code, no conversation is boring, because the empty spaces are filled by your desires.
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