giovedì 30 dicembre 2021

Il capo perfetto (El Buen Patrón) – Fernando León de Aranoa

in una sceneggiatura a orologeria, il buon padrone finisce intrappolato, all'inizio sembrava furbo, onnipotente, amico di tutti quelli che può comprare, solo che il capo perfetto fa le bilance, ma non i coperchi.

si ride, si pensa, si resta ammirati dalla bravura di Javier Bardem (e di tutti). 

nel 2002 Fernando León de Aranoa aveva girato Los lunes al solun bellissimo film sui lavoratori, sempre protagonista Javier Bardem. 

cercatelo e godetene tutti, al cinema.

buona (bilanciata) visione - Ismaele

 

 

 

A proposito di bilancia, viene nella trama usata come elemento in grado di comunicare allo spettatore quanto equilibrio si ha in quel momento in una determinata fase della pellicola, equilibrio che va a peggiorare o a migliorare a seconda di quello che succede. Equilibrio che, per stare a posto, deve essere perfetto al 100%. Complimenti, anche in questo senso, al regista Fernando León de Aranoa che ha avuto la bravura di incastrare perfettamente tutti i pezzi di un puzzle abbastanza complesso ma in grado di conquistare tutti o quasi, dalla persona che vuole farsi solo due risate a coloro i quali vogliono capire meglio le – dobbiamo dire tante – microstorie nella storia e i loro innumerevoli significati, forse classici ma comunque di alto livello. Si parte dalle stagiste brave e in carriera fino ad arrivare al dipendente proveniente dai paesi arabi in lotta perenne con il collega spagnolo, a sua volta in rotta con la moglie che lo ha tradito, e tanto altro ancora. Bravissimo Bardem nel ruolo del protagonista Blanco e comunque bravi anche tutti gli altri, con la figura di Fortuna che è forse quella che, per tanti motivi, resta maggiormente impressa. Ottima la fotografia – da manuale la scritta all`entrata nella fabbrica che ricorda, anche se alla lontana, quella presente ad Auschwitz – belli i colori e forte come detto l`empatia. Presente anche una scena fortemente piccante ma dall`effetto divertente, per qualcosa che consiglierei di non perdere davvero a nessuno.

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Divertida y mordaz comedia dramática en la que Javier Bardem borda el papel de empresario deleznable. Se podría decir que es la otra cara de la moneda del personaje que interpretó en Los lunes al sol, dirigida también por Fernando León de Aranoa. Los brillantes e inteligentes diálogos de El Buen Patrón provocan sonoras carcajadas y son fácilmente reconocibles esos prototipos que abusan de su poder.

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Si sorride spesso guardando Il capo perfetto, seppur amaramente, soprattutto grazie alle peripezie che vive il protagonista, un quasi inedito Javier Bardem, in chiave comica.
Ed è proprio Bardem ad essere al centro della storia: l’attore spagnolo interpreta un capo amato da tutti, ma che nasconde una natura manipolatoria con cui cerca di tenere tutto sotto controllo. Blanco si pone al centro della pellicola e intorno a lui si dipanano le storie, intrecciandosi l’un l’altra, ma ad un capo del filo c’è sempre lui, che cerca di muovere le circostanze come meglio gli conviene…

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…Buenos diálogos y buenas interpretaciones, con un Bardem presente en cada escena y muy creíble, equilibrado, interpretando a “el buen patrón” como un personaje carismático, cínico, inmoral y humano al mismo tiempo, excesivamente preocupado por las apariencias.

Nadie sale totalmente bien parado de la historia.
Ni el empresario ni los trabajadores ni los políticos… todos igualmente egoístas… todos enredados en un juego en el que el patrón acaba por ser esclavo de sus deseos.

En el fondo unos se necesitan a los otros, existe una dependencia entre el que manda y el que obedece, una relación llena de contradicciones y de inestabilidad. Las dos caras de la moneda quedan bien reflejadas, nada es totalmente lo que parece.

Se trata de una historia balanceada, cínica, que trata aspectos diversos de la vida laboral, relaciones familiares, política provinciana, la amistad, la infidelidad… contada con un ritmo ágil que no decae ni aburre.

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…Resulta más que elogiable la idea de -en esencia- elegir como central al conflicto que surge entre el protagonista y un empleado contable al que echó en medio de recortes laborales eternos dentro del paraguas de los despidos amparados por el Estado o EREs (Expedientes de Regulación de Empleo), José (Óscar de la Fuente), un hombre lastimoso con dos hijos pequeños que acampa con su automóvil en la más absoluta soledad en la puerta de la planta en repudio a la cruel decisión y para denunciar a Blanco como otro negrero excrementicio que entroniza a las ganancias en detrimento de todo lo demás, no obstante la realización se hace muy larga en sus dos horas porque le sobran mínimo unos 30 minutos, hay escenas redundantes a nivel conceptual y el ritmo narrativo lánguido atenta contra las pretensiones paródicas de la película en su conjunto y del director y guionista en particular, quien por cierto jamás fue demasiado bueno en el campo de las metáforas, las ironías o las sutilezas y aquí se nota a kilómetros de distancia que desea construir su versión del cine gloriosamente farsesco de Luis García Berlanga y Rafael Azcona, el acervo sarcástico de Billy Wilder, el realismo social británico en línea con Ken Loach y Stephen Frears, el cine francés laboral a lo Laurent Cantet o el último y satírico Costa-Gavras y sobre todo la commedia all’italiana modelo corrosión símil Mario Monicelli, Dino Risi, Pietro Germi, Lina Wertmüller, Ettore Scola y aquel Elio Petri de la Trilogía del Poder, léase Investigación sobre un Ciudadano Libre de Toda Sospecha (Indagine su un Cittadino al di Sopra di Ogni Sospetto, 1970), La Clase Obrera va al Paraíso (La Classe Operaia va in Paradiso, 1971) y La Propiedad ya no es un Hurto (La Proprietà non è più un Furto, 1973), trabajos magistrales que como El Buen Patrón hacían énfasis en la inoperancia, hipocresía y corrupción entrecruzada de las sociedades actuales y sus instituciones, enclaves que debajo de una máscara de solidaridad o respeto por el otro esconden una voracidad pueril que perpetúa las injusticias de siempre.

 

En pos de invertir la perspectiva de su estupenda Los Lunes al Sol (2002), ahora indagando sin caricaturas en el devenir empresarial en lugar de pensar la penuria de los desempleados o los expulsados del mercado laboral, Aranoa retoma algo de la brutalidad y la intimidad de entrecasa de las primigenias Familia (1996) y Barrio (1998), y de las posteriores Princesas (2005) y Amador (2010), en materia del individualismo bobo de los empleados, la manía patológica de Blanco con ganar el premio, la cultura maquiavélica compartida de escalar posiciones, un sustrato sexual que se utiliza como moneda de cambio o como sinónimo de traición sádica, un ecosistema de parentesco incestuoso y finalmente ese suplicio del pobre José, personaje solitario olvidado por sus colegas y ninguneado por un sindicato tácito cómplice de la patronal, quien cae en el último acto bajo la furia de los esbirros racistas del mandamás en una secuencia con ecos de El Padrino: Parte III (The Godfather: Part III, 1990) vía un dejo operístico que se mezcla con lo mafioso y el desplome de estas caretas de falsa cordialidad del mundo de los negocios. Lo mejor del film de Aranoa, artista que no llega a la altura de sus admirados Berlanga y Azcona aunque tampoco pasa vergüenza, es la riqueza discursiva/ expresiva de la actuación de un enorme Bardem sin nada que envidiarle a próceres y colegas como José Luis López Vázquez y José Isbert, tercera colaboración con el realizador luego de Los Lunes al Sol y Loving Pablo y aquí consiguiendo humanizar a un patrón despiadado y mitómano, amén de la agraciada presencia del guardia de seguridad de la puerta de Básculas Blanco, Román (Fernando Albizu), simpático bufón que es basureado continuamente por su jefe, y esa derrota de fondo del proletariado, ya no más cohesivo o fraternal y lamentablemente atomizado en muchos focos sin conexión, a instancias de unos oligarcas obsesionados con salirse con la suya a pura impunidad -y a pura acumulación de poder- sin que les importe en lo más mínimo a quienes pisan en el camino a nivel diario…

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domenica 26 dicembre 2021

J'ai perdu mon corps - Jérémy Clapin

quando citofonano per la pizza potrebbe essere Naoufel, con ancora le due mani.

una mano non si rassegna a morire e ci accompagna dal suo padrone, e così riusciamo a conoscere la storia di Naoufel e di Gabrielle e del nonno.

una bellissima storia, con un'animazione di serie A, non ti annoi neanche un secondo.

cerca questo film, se ti vuoi bene.

buona visione, per mano sola - Ismaele


 

 

 

La particolarità di molte scene è che sono quasi completamente prive di dialoghi: le parole spesso non servono affatto, il dialogo è profondamente sintonizzato sulla natura fredda e combattiva della vita urbana, accattivante, travolgente, dura. Dov’è il mio corpo? non è tanto una storia d’amore quanto una storia su come affrontiamo una tragedia, una meditazione profonda sulla separazione, sul dolore, una storia originale e stravagante che riesce a toccare il cuore.

La storia non offre un finale conclusivo, neanche lontanamente; sceglie contrariamente di terminare il suo viaggio con una scena emblematica, in cui tutti i pezzi e i segmenti narrativi riescono in un certo senso a trovare una direzione coerente. Naoufel è uno scrigno di pensieri, dolori e rimpianti che sono rinchiusi negli oggetti, come il suo registratore di cassette d’infanzia, nei suoi ricordi, nella vista della città dal tetto di un edificio abbandonato, in un gesto, nel coraggio di tentare un’impresa irrazionale. Dov’è il mio corpo?, senza rispondere mai davvero a nulla, ci apre a uno scrigno infinito, profondo e inestricabile di possibilità

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in questa struggente narrazione a rebours la realtà assume contorni del tutto stranianti, dacché a mostrarcelo è la ‘interiorità’ di una mano. Lo confermano il regista Jérémy Clapin e l’autrice Guillaume Laurant (che hanno anche lavorato insieme alla sceneggiatura), affermando che l’esperienza umana viene qui riletta attraverso un nuovo “vocabolario fisico per trasmettere emozioni, poiché non ha occhi né espressioni” chi ce la descrive. Nonostante ciò, il mondo che viene raffigurato nei 90 minuti scarsi (e forse non sufficienti) di Dov’è il mio corpo? è incredibilmente coinvolgente, totalizzante, quasi riuscisse a toccare e far risuonare corde nascoste e intime dell’animo dello spettatore. Come se attraverso il concreto, la cognizione tattile delle cose e del creato, ci fosse trasmessa la loro anima e il loro significato profondo, di cui l’arto tagliato sembra aver infine compreso il mistero.

Il centro di tutto è l’amore, quello delicato e struggente di Naoufel per Gabrielle, che si sviluppa attraverso un susseguirsi di frammenti di quotidianità e di memoria. All’apparenza inno malinconico a un fatale destino (d’altronde è raccontato a ritroso, quindi tutto è già accaduto e inevitabile), il sentimento riprodotto con brevi e pregnanti tocchi, riesce a stravolgere ogni determinismo. Una sensibilità unica, un tratto distintivo e meraviglioso, sia per i personaggi che per gli scenari urbani e i particolari, in ultimo – e soprattutto – un racconto poetico che contiene insieme tragedia e speranza, Dov’è il mio corpo? non può che commuovere, senza però indulgere mai in facili patetismi o in inutili prosaicità…

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Con el fin de reducir el peso conceptual de la película, paralelamente a esta historia se describe el pasado y cómo aconteció el trágico accidente que llevó a un chico a quedarse sin mano, utilizando para ello la alternancia de escenas en color con el blanco y negro.

Un diseño de la imagen muy detallado hace que por instantes dejemos de lado que se trata de animación, puesto que el realismo es asombroso. Asimismo realiza una composición de planos magistral, focalizando el interés de cada escena sobre el punto clave y estudiando pormenorizadamente dónde posicionarse para elaborar la secuencia perfecta, con encuadres muy arriesgados.

La música de Dan Levy armoniza el discurso y hace que las escenas fluyan sin torpeza, dando un ritmo constante al filme que no decae en ningún momento…

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doptant une structure kaléidoscopique, Jérémy Clapin livre une œuvre audacieuse qui nous permet de découvrir une magnifique histoire uniquement constituée de fragments d’une vie. Tandis que nous suivons la quête assez surréaliste de cette main tranchée qui cherche à retrouver son corps, nous découvrons l’histoire bouleversante de Naoufel, jeune orphelin dont l’aventure amoureuse avec la jolie Gabrielle va réveiller des blessures enfouies depuis trop longtemps.

En s’affranchissant de toute forme de linéarité, Jérémy Clapin opte pour un montage qui fonctionne par associations d’idées ou de sensations. Ainsi, tel détail dans le décor nous entraîne plus de quinze ans en arrière, tel son nous ramène au réel ou nous propulse dans la dimension du rêve, faisant de J’ai perdu mon corps une expérience sensorielle unique en son genre…

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La vida del dueño de la mano. Naoufel, tuvo una infancia trágica extendida en un principio de adultez tan lamentable como desolador. La pérdida de una mano siempre va a ser una mala noticia, pero con cada flashback vamos a ir aprendiendo nuevas razones por las que aquel accidente va a golpear aún más fuerte de lo que uno inicialmente podría pensar.

El guion encuentra un buen ritmo de entrada, un reto siempre presente en animaciones que se sienten demasiado cómodas a la hora de expresar fisicalidad visual y muy a menudo quedan a la deriva cuando a los personajes les toca desarrollar la narrativa. La simple estructura de ir saltando de humano a mano y viceversa podría haber servido como simple comodidad o facilismo pero gracias a la dirección de Jérémy Chaplin también logra mejorar cada una de sus secuencias con el simple hecho de contextualizarlas con el resto del film.

Es una historia que se nutre de ser contada en un medio audiovisual, y no es ninguna exageración decir que hubo muy pocas historias tan bien dirigidas en el último año. No es un demérito de este 2019, excelente grupo de meses para el cine que solamente será propiamente valorizado en retrospectiva, sino un triunfo por parte de Chaplin al igual que los animadores que crearon desarrollaron un relato tan bello y personal de la forma justa…

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IL MANICHINO, LA MARIONETTA E L'AUTOMA: RIFLESSIONI SU UNA “DEMONIACA” OSSESSIONE - Nicolò Vigna

  

[…] com’è strano quando il vento gioca con gli oggetti inanimati. È quasi miracoloso il modo in cui cose che giacciono in giro senza un briciolo di vita improvvisamente cominciano a svolazzare.
– Gustav Meyrink, Il Golem

Tra le scelte più singolari adottate da Leos Carax nel suo recente Annette [id., 2021] vi è quella di rappresentare la figlia dei due protagonisti come una marionetta vivente. La bambina, infatti, non solo è dotata di una voce celestiale che la fa innalzare in volo durante le sue esibizioni canore: a rendere la sua presenza straniante per lo spettatore sono soprattutto le sue fattezze artificiali.

Questa sua natura “macchinica” che non sembra essere percepita dagli altri personaggi del film, oltre a intensificare l’atmosfera irrealistica dell’opera, evoca una tradizione (letteraria, teatrale e cinematografica) che vede nelle figure della marionetta, dell’automa e del manichino elementi di grande ispirazione. Annette si rivela dunque lo spunto ideale per prendere in considerazione alcune modalità narrative e stilistiche adottate al cinema nella rappresentazione di questi particolari oggetti che riproducono le fattezze umane, e come la loro affascinante presenza (nonché la loro “demoniaca” animazione) dia corpo a storie morbose e inquietanti.

Il feticcio del desiderio

Più che alla letteratura per l’infanzia e al già ricordato Pinocchio collodiano, vorremmo qui riferirci a due altre tradizioni interessate alla rappresentazione della animazione di esseri inanimati: quella gotico-fantastica ottocentesca e quella delle avanguardie del primo Novecento. Della prima vogliamo ricordare i nomi di Villiers de l’Isle-Adam con il suo Eva futura (del 1886); di Mary Shelley con Frankenstein (o il Prometeo Moderno, 1816-1817); e poi naturalmente il maggiore rappresentante della tradizione gotico-romantica tedesca: Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.
D’altronde, è proprio dalla Germania che provengono le suggestioni più significative riguardo a questi temi. Come ricorda la nota studiosa Lotte Eisner, l’«animazione dell’inorganico» che coinvolge queste storie spettrali fa in qualche modo parte della cultura tedesca: non solo perché «abituati alle leggende primitive di animare gli oggetti. Nella comune sintassi della loro lingua, gli oggetti hanno un vita attiva, compiuta: si usano per parlare di essi gli aggettivi e i verbi usati per parlare degli oggetti animati […].»1
Il cinema muto tedesco, espressionista e non, ha dato largo spazio alla figura dell’automa, ad esempio con la serie Homunculus [id., Otto Rippert, 1916]; poi con le due versioni del Golem (1914 e 1920) ad opera di Paul Wegener; con lo sberleffo di Ernst Lubitsch con Bambola di carne [Die Puppe, 1919]; con Metropolis [id., Fritz Lang, 1927]), e, alle soglie del sonoro, con La mandragora [Alraune, Henrik Galeen, 1928], sempre con Brigitte Helm nei panni di una donna dalle origini “artificiali” come il robot di Metropolis...

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giovedì 23 dicembre 2021

Diabolik – Manetti Bros

è la riproduzione del fumetto che abbiamo letto in gioventù, la coppia diabolica vince sempre, contro la polizia che viene bruciata sul tempo tutte le volte.

qui si racconta la nascita del sodalizio Diabolik - Eva Kant, il fascino del proibito è troppo invitante per Eva, e l'ispettore Ginko rincorre i due, ma non arriva mai, come Achille con la tartaruga.

gli interpreti sono tutti bravissimi e "ingessati" nei ritmi e nelle espressioni del fumetto.

quello che colpisce è la staticità, la freddezza, il rispetto delle tavole del fumetto, non ci sono supereroi a velocità folli, in Diabolik la velocità è quella degli anni sessanta.

da lodare il lavoro sui costumi, sugli interni, è proprio un film degli anni sessanta.

sempre attuale il ruolo del politico corrotto fino al midollo.

tutti bravi gli attori, nelle mani dei fratelli Manetti sono tutti perfetti.

buona (diabolica) visione, al cinema, naturalmente - Ismaele

 

 

 

 

Come sostiene il guappo interpretato da Toni Servillo in 5 è il numero perfetto di Igort (di nuovo un film tratto da una graphic novel): “I fumetti americani – dice al figlio – stanno tutti dalla parte sbagliata. Stanno con i supereroi. Nei fumetti italiani invece, da Diabolik a Kriminal, gli eroi sono tutti delinquenti”. Diabolik è la quintessenza di questo paradosso. Ed è bene non scordarlo.

Diabolik non è – per dirla con Umberto Eco – un superuomo di massa. Non è un uomo qualunque che si traveste da supereroe per proteggere i deboli dalle vessazioni dei forti. E non è neppure un ladro gentiluomo alla Arsenio Lupin. Ma allora: come rendere affascinante un simile personaggio senza tradirne la natura “criminale” ma anche senza inseguire un epos tribale alla The Godfather? Questa è l’ulteriore sfida che i Manetti Bros si sono trovati davanti. E l’hanno vinta costruendo un film che – a differenza dei suoi personaggi – non mette maschere per fingere di essere quello che non è: il Diabolik dei Manetti mostra – senza ostentazioni ma anche senza reticenze – la sua natura di oggetto filmico al tempo stesso ludico (i Manetti giocano con i loro idola) e rituale (c’è quasi una liturgia celebrativa di tutto un immaginario nazional-popolare), acrobatico (per le acrobazie e le capriole del montaggio, se non altro) e carnevalesco (tutti si mettono in maschera), iconico (la visività prevale sulla narrazione) e in ultima istanza metafilmico. Perché i Manetti portano la creatura delle sorelle Giussani a dialogare con il fantasma di Hitchcock (le magnetiche  entrate in scena della biondissima Eva sono squisitamente hitchcockiane, così come il diamante rosa a cui si dà la caccia risulta alla fine poco più che un macguffin…) e con quello del poliziottesco italiano, senza scordare l’impronta visuale di tutta la tradizione del cinema noir. Operazione raffinata. Molto più raffinata (e sospesa, ipnotica, rallentata) di quanto molti si aspettassero da un blockbuster da 10 milioni di euro. Ma tant’è: anche i Manetti ci regalano hitchcockianamente la loro tanche de gateau, la loro fetta di torta. Un po’ ipoglicemica e senza zuccheri aggiunti, forse. Ma per la nostra salute di spettatori golosi, e per il piacere dei nostri occhi, va davvero meglio così.

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…Il Diabolik 2.0 è un film fascinoso ed elitario, che punta tutto sul revival e su una confezione di incredibile eleganza formale: ogni cosa (gli esterni, il covo, l'auto, i vestiti di Diabolik) è stata pazientemente pensata e ricreata ad hoc, sfruttando appieno l'importante budget stanziato (circa 10 milioni di euro). Certo non è esente da difetti: Luca Marinelli non appare particolarmente a suo agio nel ruolo (e, mi sia permesso, sentire un Diabolik che parla con accento romanesco fa un po' sorridere...) e di sicuro i 133 minuti di durata un poco pesano (in particolar modo verso la fine, forse troppo "filosofica" anche per un pubblico consapevole), ma resta comunque la soddisfazione per aver assistito a un'opera di tutto rispetto e che non deluderà i fan (anche se forse solo loro, temo). Le buone notizie vengono dal cast di supporto: Miriam Leone incarna una Eva Kant semplicemente divina per fascino e presenza scenica, mentre Valerio Mastandrea è impacciato e "impostato" al punto giusto, perfetto per interpretare il ruolo, sempre dimesso e "ingrato", dell'integerrimo ispettore Ginko.

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Diabolik dei Manetti Bros è un film controverso. Vive una doppia anima: una fin troppo patinata, afflitta da una scrittura a tratti ingenua e da un protagonista talvolta persino fuori ruolo. Ma anche un’altra, quella di un prodotto visivamente unico nel panorama cinematografico italiano (e, forse, non solo), di un noir d’altri tempi, concentrato sulle origini di una Eva Kant sorprendentemente protagonista. Una pellicola molto efficace nella forma ma scricchiolante in parte nel suo contenuto: un’operazione che farà felici i fan più sfegatati del leggendario ladro di Clerville, ma che difficilmente saprà farsi apprezzare al di fuori della sua nicchia.

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…È una storia delle origini, in qualche modo. Ed è un buon soggetto con la sua particolarità stilistica: mette in scena la staticità del fumetto e l’iconicità dei personaggi di Diabolik. Che sono fatti di inquadrature fisse, di movimenti di camera moderna a spalla ma con pose molto marcate, quasi esagerate. Non sempre e non a tutti riesce, ma l’effetto è quello voluto dai Manetti Bros.: un leggero straniamento, la sensazione di vivere dentro un fumetto e dentro gli anni Sessanta, che sono un’epoca lontana (parliamo di quasi settant’anni fa) con movenze e gestualità molto differenti da quelle di oggi.

Ci sono insomma questi tempi dilatati, queste gestualità differenti, queste pose esasperate da fumetto che per qualche strano miracolo vengono veramente bene solo a Miriam Leone, in parte a Claudia Gerini e stranamente anche a Valerio Mastrandrea (che interpreta sempre se stesso ma senza accento romano, un po’ come fa George Clooney tra un film e l’altro). Tutto questo serve ai Manetti Bros., che producono un film decisamente lento. E lo sottolineo: lento.

Come è stato detto, non aspettatevi supereroi, superpoteri e supercattivi mostruosi con poteri mutanti e ultraterreni. Questo è un film che ha un passo molto diverso dalla maggior parte delle cose che si trovano al cinema oggi. È un film italiano, ma non l’ha fatto Netflix. Richiede uno sforzo da parte dello spettatore: accettare una diversità. È un film dal passo lento, ambizioso, a tratti lungo, sicuramente perfetto per la storia e il tempo in cui si colloca. Fumettistico ma al tempo stesso realistico, anche se in un suo modo molto particolare.

In conclusione, perché non voglio fare spoiler e raccontare la storia, è un bel film. Molto ben diretto, con una colonna sonora fantastica (le musiche sono di Pivio e Aldo De Scalzi con due canzoni interpretate da Manuel Agnelli) e attori che fanno il loro mestiere più che bene, con l’eccezione di Miriam Leone che è oggettivamente fantastica (e non mi riferisco all’aspetto fisico), portando avanti il film per la maggior parte del tempo, aiutata anche da Mastrandrea e da Roja. Mi è piaciuta molto la fotografia di Francesca Amitrano, che collabora spesso con i Manetti Bros., e il lavoro epico su scenografia e costumi guidato rispettivamente da Noemi Marchica e Ginevra De Carolis.

Per due ore e dieci sono andato in vacanza in un immaginario italiano che è genuinamente una nostra fantasia, non un adattamento storico o una qualche narrazione contemporanea più o meno realistica. No, i Manetti Bros. hanno fatto la cosa più simile alla creazione di un universo cinematico e, se andranno avanti le cose, l’inizio di un’esperienza molto godibile destinata a durare nel tempo ancora per un po’. Ma attenzione, ve lo ripeto: se lo andrete a vedere preparatevi, perché è un film con un suo passo, decisamente non frenetico, anzi lento, che può prendere in contropiede. Ma è un gran bel film e vale la pena.

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Iperrealista ma carnale, cartoonesco ma feroce, il Diabolik dei Manetti si è fatto molto attendere, ma si rivela oggi come un esperimento di cinema prezioso.

Un’opera anomala, soprattutto rispetto all’industria cinematografica italiana, ma soprattutto un film fuori dallo spazio e dal tempo, distinto da una eleganza micidiale.

Com’era forse prevedibile, una parte della stampa condanna fatalmente la mancanza di ritmo, una tensione certo intesa secondo i canoni dei cinecomic a stelle e strisce. Cerchiamo allora di capire come si differenzia il cinefumetto Diabolik, un’opera complessa, forse a tratti imperfetta, eppure capace di negarsi agli standard del mercato, per uscirne comunque vincitrice

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Senza voler svolgere il ruolo dei menagrami, o fungere da latori di profezie nefaste, non sono pochi i dubbi che accompagnano la visione di Diabolik. Non dubbi, sia ben chiaro, legati alle qualità del film, su cui si tornerà tra poco, ma all’accoglienza tutt’altro che benevola cui rischia di andare incontro. Già le prime reazioni che hanno fatto seguito all’anteprima stampa hanno mostrato una certa freddezza, una mal disposizione d’animo sia verso l’apparato cinematografico in quanto tale sia verso la storia che i Manetti hanno scelto di raccontare; il primo indizio, forse, di ciò che accadrà quando il film sarà effettivamente nelle sale, e parteciperà all’agone del botteghino natalizio, il periodo dell’anno al quale viene chiesto il miracolo di salvare un’annata condizionata da un rapporto difficoltoso tra il pubblico e il grande schermo. La domanda, che a qualcuno forse potrà apparire superflua ma è necessario in ogni caso porsi di fronte a un film dalla natura così popolare e dalle esigenze commerciali (i due elementi non sarebbero da confondere mai) è dunque la seguente: il pubblico si farà convincere – o conquistare, se si preferisce – dalle avventure di Diabolik? È su tale quesito che si concentrano i dubbi cui si faceva riferimento in precedenza. Se ci si immagina Diabolik come una gallina dalle uova d’oro in grado di risollevare le sorti del mercato si rischia – almeno questa è l’impressione, sarebbe bello fosse negata dai fatti – di andare a sbattere contro un muro a velocità folle, come quelle che raggiunge la splendida Jaguar E-Type guidata dal ladro più astuto del mondo. Il perché è presto detto: in modo del tutto cosciente Antonio e Marco Manetti hanno costruito un film d’altri tempi, del tutto distante dal ritmo del contemporaneo, dallo scandire del montaggio d’oggi, dalle pratiche del cinema mainstream attuale. Il loro tornare indietro fino alla fine degli anni Sessanta, prima volta all’interno del loro cinema di uno spaesamento temporale simile, non è solo narrativo, ma diventa un elemento di senso, di lettura dell’industria. Una dichiarazione di appartenenza a un mondo che non esiste più, e che si può ricreare solo aderendo a un immaginario dichiaratamente falso, bidimensionale, fumettistico…

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mercoledì 22 dicembre 2021

Belladonna of sadness - Eiichi Yamamoto

una storia d'amore fra Jeanna e Jean, quando il signore-padrone aveva il potere di vita e morte su ciascun suddito.

Jeanna è una donna forte, orgogliosa e bella, e non si arrende al volere del signore-padrone.

affronterà vicissitudini inenarrabili e come tutte le streghe del mondo finirà sul rogo.

il film è tratto da un libro di Jules Michelet sulle streghe nel medioevo.

il film è un capolavoro, guardatelo e godetene tutti, nessuno chiederà indietro il tempo dedicato a Belladonna of sadness.

buona (psichedelica e imperdibile) visione - Ismaele


 

QUI il film completo, in giapponese, con sottotitoli in portoghese

 

 

 

Uno dei migliori film d’animazione mai visti, non lasciatevi ingannare dal fatto che sia definito “erotico”, dato che il tema della sessualità è solo un mezzo.

Jeanna e Jean sono due innamorati, purtroppo molto poveri, ma la ragazza decide di donare il proprio corpo al diavolo per far ottenere a suo marito la carica di esattore delle tasse. Jeanna viene accusata di stregoneria e cacciata dal villaggio.

Il diavolo in questo caso, rappresentato in una forma chiaramente fallica, è simbolo dell’emancipazione femminile, della scoperta del proprio corpo, che in effetti viene ancora definita “peccato” nel 2017. L’erotismo non punta ad eccitare lo spettatore, ma a sconvolgerlo, non ci sono rappresentazioni esplicite degli atti sessuali, ma simboliche, come nella scena dello stupro nei primi minuti di film, talmente bella da togliere il fiato. L’estetica è eccezionale, ispirata all’arte occidentale, soprattutto Klimt, ma allo stesso tempo la staticità richiama i disegni del periodo Edo. Sono presenti delle scene che sembrano fuori luogo, la rappresentazione di un trip di allucinogeni con personaggi venuti direttamente dagli anni 60, quando il film dovrebbe essere ambientato nel periodo medievale, la spiegazione però è semplice, la Belladonna, da cui prende il titolo, è una pianta che causa allucinazioni.

Potrei parlarne per ore, ma forse non saprei come rendergli giustizia, perché questo film è pura e semplice arte, dovrebbe stare nei musei d’arte moderna. Dovrebbe essere assolutamente un cult, una pietra miliare dell’animazione giapponese e tutti dovrebbero vederlo.

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Belladonna  of  Sadness es una magnífica e imprescindible película japonesa de dibujos de animación erótica para adultos. Realizada en 1973 ahora es recuperada ésta obra maestra olvidada durante décadas tras su fracaso comercial. Maravillosas secuencias de dibujos con estilo gráfico europeo con influencias afortunadas. La banda sonora es magnífica y el guion muy bien secuenciado.

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Basato sul romanzo La strega (1862) dello storico francese Jules Michelet, il discorso allegorico è chiaro: la repressione sessuale è lo strumento con cui i poteri profani e religiosi si servono per incatenare le coscienze, dunque i corpi e le cose. La strega è solo una donna diversa la cui rivolta, nata dal dolore, diventa per gli altri un'affermazione di libertà e giustizia. La lotta contro l'oppressione è attribuita a Satana. Lo stile grafico coniuga l'acquerello e la pittura a rullo dell'antico Giappone con rimandi all' art nouveau , stemperati in un astrattismo cromatico suggestivo e, a lungo andare, stucchevole. Bizzarra anche la musica di Masakiko Sato, affidata a un jazz lamentoso. Ambizioso e diseguale.

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Prodotto da Osamu Tezuka,il terzo film della trilogia femminista inaugurata con "La principessa e lo stregone" e "Kureopatora".Dal romanzo "La strega" di Jules Michelet,un meraviglioso e soprendende film d'animazione costituito in prevalenza da immagini pittoriche di stili differenti(collage,gouache,acquerello),con momenti  di movimento interni da parte della macchina da presa,e dialoghi costantemente fuori campo.Il che lo rende un anime sui generis,straniante ed ammaliante nella sua mescolanza di rimandi(pop,fumetto francese avangarde,Bruno Bozzetto,psichedelia alla "Yellow Submarine",Koji Wakamatsu,Jodorowsky e i quadri di Klimt e Schiele) suggestioni oniriche e squarci carnali  all'hard astratto. Evidenti le allusioni a temi contemporanei quali il protofemminismo, la psichedelia lisergica,la liberazione sessuale e la condanna a ogni sorta di restrizione e bigottismo incarnate dal potere borghese e dalla religione inquisitoria.Ed ovviamente,al maschio prevaricatore e fallocrate, di cui il demone(doppiato da Tatsuya Nakkadai) con la sua forma ne è un'evidente allegoria.Stupende musiche jazz di Masahiko Sato.Tra le sequenze memorabili,la violenza iniziale ai danni di Jeanne,l'amplesso col demone e l'orgia durante il sabba.Un capolavoro assoluto,che dopo la proiezione al festival di Berlino sparì fino ai primi del 2000,per poi essere messo in circolazione in pessime versioni disastrate,e solo nel 2016 ha subito un restauro decente ed è stato pubblicato in Blu-ray in Francia e negli USA.Da noi tanto per cambiare,è rimasto inedito.... https://www.mymovies.it/film/1974/belladonna/pubblico/?id=1122823

 

Kanashimi no BellaDonna è un vero e proprio inno al potere femminile. Un manifesto potente, disegnato e riempito da tutti i colori possibili ed esistenti, dai più scuri a quelli più chiari, fino all’accecante bianco facente sfondo alla sequenza finale. Una polifonia che mette in risalto le mille sfumature che posseggono l’animo umano e più precisamente quello femminile, pronto a esplodere in un’epoca in cui le donne più coraggiose, quelle pronte a vivere la propria vita con la propria personalità venivano additate come streghe. Ritroviamo in Jeanne una Giovanna d’Arco fatta e finita, non perché ella voglia combattere in nome di Dio, quanto per il martirio che continua a subire nel corso della storia. Jeanne prova con tutta se stessa a comportarsi secondo le regole imposte dalla società di quei tempi, ma la sua voglia di proteggere l’uomo che ama e la sua volontà di farsi strada senza paura la rendono troppo “vivace” e pericolosa. Un altro aspetto interessante che va a cozzare con le regole del tempo è come sia Jeanne a prendersi cura di Jean: non è la classica donzella vulnerabile, non si fa difendere dal marito, non è indifesa in attesa di protezione e non ha nessuna pretesa a riguardo anzi, elargisce la sua forza e la sua volontà nel continuare a proteggere l’uomo che ama.

E’ lei che pur di non vedere Jean soffrire afflitto dalle proprie debolezze, continua a reinventarsi. Il patto con il Diavolo si fa sempre più accurato e vicino. Ogni volta che dona il suo corpo al re delle tenebre (e con esso un pezzo della sua anima), Jeanne riesce a risolvere situazioni famigliari disperate. Durante la guerra (e quindi l’assenza del sovrano e di molti uomini del villaggio) diventa usuraia. Gira per il villaggio vestita di verde (ai tempi visto come il colore dei potenti/sovrani e quindi del diavolo) e va in giro a prestare denaro per poi riprenderlo con gli interessi. Si arricchisce. E’ lei a portare la grana in casa. Dinanzi a una potenza tale il marito rimane sempre più nell’ombra, avvizzito e arreso, schiavo dell’alcol, è inerme e attonito di fronte a una tale forza della natura…

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…L'impressionante scena del rogo finale ha molte analogie figurative con la Passione di Cristo, la donna sarà infatti crocifissa e successivamente fatta bruciare, il suo amato Jean tenterà di ribellarsi, ma verrà ucciso da una lancia di un soldato che si conficcherà nel suo costato, e l'ultimo sottile e poetico riferimento alla Passione sarà l'immagine della folla che comincerà a tremare come un'onda sismica non appena i due amanti moriranno. Ma quel terremoto si rivelerà essere di natura emozionale: è l'ira del popolo che verrà prontamente stemperata dalle minacciose lance dei soldati. Ma c'è un altro ma, i volti delle donne del popolo diverranno quelli di Jeanne, che incarneranno, simbolicamente, lo spirito sovversivo di tutti i futuri mutamenti sociali che porteranno alla rivoluzione francese. Yamamoto gestisce con intelligente e provocante audacia l'iconografia cristologica per costruire una parabola sovversiva sulla rivoluzione.

Il film, ad una prima lettura, potrebbe sembrare un omaggio al movimento di liberazione sessuale, ma sarebbe semplicistico definirlo tale, perché è molto ma molto di più di questo. Non è un caso che abbia persino suscitato parecchia indignazione da una parte del pubblico femminile, che ha bollato il film come anti-femminista e promotore di una "cultura dello stupro". I motivi sarebbero imputabili allo sguardo onnisciente maschile che filtra tutto l'immaginario della storia: la figura di Jeanne è sempre erotizzata, il suo corpo è continuamente violato per gran parte della durata del film e la sua libertà, la sua emancipazione femminile dipende esclusivamente da Satana che tenta in tutti i modi di dominarla. In sintesi, il pene del barone detiene il potere del mondo medievale e quello stesso mondo viene sovvertito dal pene di Satana. Questa visione fallocentrica risulterebbe così degradante per il genere femminile. In realtà se mettessimo da parte tali conclusioni e analizzassimo attentamente il film capiremmo che Satana viene presentato chiaramente come una parte dell'Io della protagonista, ed è essendo la protagonista eterosessuale, il suo immaginario erotico, il suo desiderio sessuale non può che essere indirizzato verso un uomo e i suoi genitali, oltretutto ciò che frena la protagonista dal fornicare con Satana non è certo l'assenza di piacere o la mancanza di consenso (inizialmente è divertita da quella piccola forma fallica), ma il suo senso di colpa, inculcato proprio da quella stessa morale cristiana che impone ai suoi sudditi il coito completo, esclusivamente finalizzato alla riproduzione e all'interno di una relazione matrimoniale monogama. La protagonista grazie a Satana scopre il piacere delle zone erogene del suo corpo, ma scopre anche la sua parte maschile, scopre così di poter avere un posto, un ruolo, un potere nel mondo, esattamente come è possibile per un uomo. Una visione diametralmente opposta alle accuse di sessismo, ma neanche prossima ad una visione libera da qualsiasi assoggettamento del dominio maschile. Ma sta proprio qui la potenza tragica dell'opera, Jeanne non è altro che una Proserpina che lotta continuamente per la sua libertà, spaccata e contesa letteralmente tra due mondi. Tracce del patriarcato vivono ancora oggi, fuori e dentro di noi, hanno persino attraversato gli oltre duecento anni che ci separano dalla rivoluzione francese, come una maledizione senza fine. "Belladonna of Sadness" è un film oscuro, maledetto, controverso, capace ancora oggi di suscitare un'enorme quantità di emozioni e riflessioni contrastanti, è un film che sfugge disinvoltamente ad una chiave interpretativa, non puoi tentare di addomesticarlo, come succede solo con i grandi capolavori.

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Belladonna of Sadness è un'opera innanzitutto psichedelica, pregna di un erotismo simbolico, che si avvale di veri e propri trip allucinogeni che mostrano immagini e personaggi usciti direttamente dagli anni sessanta, immagini grottesche e anacronistiche che rappresentano orge e sabba dal potere sovversivo e mai di natura edonistica, sequenze con in sottofondo brani degni dei Love o dei Jefferson Airplane. Psichedelia ma non solo, l'animazione è raramente fluida e scarsa, le immagini sono perlopiù statiche dove i colori e le forme dei fondali e dei personaggi richiamano vividamente l'arte espressionista, Egon Shiele ma anche la secessione viennese e Gustav Klimt e l'iconoclastia nipponica del periodo Edo. Non è certamente un caso che un'opera che prende così duramente posizione contro l'autorità e il potere costituito sia disegnata in un modo che richiama l'"arte degenerata".

Sesso e potere, libertà e autorità, Satana e il martirio. Repubblica contro tirannia. Il Diavolo non è più il maligno, è un rivoluzionario.

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lunedì 20 dicembre 2021

One second - Zhang Yimou

il film, come era prevedibile, ha avuto problemi tecnici (leggasi censura), un po' di scene sono state rifatte.

probabilmente il contesto, la rivoluzione culturale, qualche aggettivo, non erano appropriati, secondo i censori cinesi (ma anche quelli italiani non scherzano e non hanno mai scherzato, https://cinecensura.com).

il film è una storia semplice, un galeotto fugge dal campo di prigionia per vedere un secondo di cinegiornale nel quale appare la figlia, che non vede da sei anni.

Zhang e Liu, l'evaso e la ragazzina sembrano uscire da uno di quei film stile Charlot, colpi di scena a ripetizione.

la Cina di One second è la stessa di Nuovo Cinema Paradiso, la gente ha bisogno di immagini, per sognare, per fuggire, per identificarsi, per ricordare, per commuoversi, per ispirarsi, per imparare, per vivere. 

il film è solo in poche decine di sale, Zhang e Liu sono piccoli e poveri eroi quotidiani, mica supereroi,

buona visione di celluloide, il signor Cinema vi attende.  - Ismaele 

 

 

 

Come in Ladri di biciclette, con il rullo al posto della bici, la prima parte di One Second disegna una traiettoria di inseguimenti e fughe, furti e ritrovamenti, capitomboli e piroette degne della semplicità e della purezza di un film di Charlot. In un piccolo villaggio poverissimo, circondato dalle dune del deserto, l’evaso e la ragazzina finiscono per ritrovarsi nel grande edificio in cui un uomo che si fa chiamare Mr. Cinema cura le proiezioni delle poche pellicole che arrivano fin lì. Da Ladri di biciclette ci trasferiamo dalle parti di Nuovo Cinema Paradiso: e l’omaggio al cinema italiano è evidente nel modo appassionato con cui Zhang Yimou rappresenta e dà forma alla passione collettiva per il cinema, con tutti gli abitanti del villaggio che si affollano davanti al lenzuolo che fa da schermo, e giocano alle ombre cinesi prima della proiezione, e disegnano profili di corpi, scale e biciclette di grande suggestione visiva.

È una Cina povera, quella che si vede nel film. Poverissima. Una Cina che non deve essere piaciuta ai funzionari del regime cinese (dopo la proiezione al Festival di Berlino il film è stato ritirato dalla circolazione per “motivi tecnici”: si dice sempre così!). Zhang Yimou deve aver fatto qualche piccola modifica e ora il film esce anche sui mercati internazionali. La critica alla stupidità delle Guardie rosse e la rappresentazione della povertà restano. Ma la cosa più interessante è che gli abitanti del piccolo villaggio più che di pane sembrano aver fame di cinema. “Se riproiettassi il film da capo – dice Mr. Cinema all’evaso – resterebbero qui anche tutta la notte. Resterebbero a guardare qualsiasi cosa io proiettassi”.
One Second mette in scena, insomma, non solo il pauperismo economico, ma anche la scarsità di immagini con cui nutrire l’immaginazione. E lo fa rendendo omaggio anche e soprattutto alla matericità della pellicola. Una delle scene più intense, non a caso, è quella in cui tutti gli abitanti collaborano per ripulire un rullo di pellicola arrivato al villaggio “attorcigliato peggio di un intestino”, impolverato e aggrovigliato in modo quasi irreparabile. Con un rito che ha qualcosa di sacro, tutti si danno da fare per districare i nodi, lavare la pellicola, appenderla e poi asciugarla con movimenti lenti del ventaglio, in uno spazio ingombro di nastri di celluloide che producono sullo spazio un effetto quasi magico…

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.., Il tono inizialmente sopra le righe di One Second non è certamente estraneo a una certa dose di calcolo da parte del regista cinese, sicuramente preoccupato di intercettare i gusti di una platea internazionale ormai assuefatta a certi toni (sempre improntati al grottesco) del cinema asiatico da festival. Tuttavia, pur senza essere direttamente ed esplicitamente politico, il film di Zhang Yimou riesce bene (meglio degli ultimi del regista) a mediare tra la dimensione più intima e quella più collettiva della sua narrazione, facendo risaltare abbastanza bene le ricadute della Rivoluzione Culturale sugli affetti, così come la vacuità di rituali di regime ben espressi dalla pellicola contesa e infine proiettata. In questo, si può rinvenire anche una riflessione sul cinema quale veicolo di ricercata propaganda (tema forse volutamente adocchiato da un regista – chissà? – pronto a lasciarsi alle spalle una certa fase della sua carriera) e la sua potenza di mezzo rivelatore del vero, a prescindere dalle intenzioni di chi lo produce. Non è un caso che, alla fine, l’oggetto del desiderio del protagonista si rivelino essere giusto un paio di fotogrammi, espungibili dal girato senza che quest’ultimo perda il suo carattere di celebrazione collettiva…

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…One Second infatti è opera che poggia tutta la sua poetica sul senso del tempo, sulla perdita, sulla memoria da conservare per non far finire tutto nei ricordi ingialliti dal tempo, ma l'opera di Zhang è soprattutto la sua Ode al Cinema, inteso come arte ma non solo, il Cinema che diventava in epoca di rivoluzione culturale il centro di gravità della vita di ogni sperduto villaggio, il cinema come racconto dell'epica , il cinema fatto di sguardi trasognati, di ombre proiettate sul lenzuolo bianco, un fascio di luce che si trasforma in immagini, il tempo che viene cristallizzato su dei fotogrammi, proprio quelli che cerca il protagonista, la vita che si ferma per assistere alla magia della meraviglia che trasmette lo spettacolo cinematografico, quel cinema che proprio Zhang e i suoi colleghi della Quinta Generazione traghettarono dalle acque stagnanti della propaganda stile sovietico alle nuove forme che conosciamo oggi.

In una delle scene più belle ed emozionanti di One Second assistiamo al proiezionista che mette in pratica uno strano meccanismo per far sì che l'uomo possa rivedere in loop l'immagine del volto della figlia e il protagonista seduto da solo nella sala assiste commosso alla scena che si ripete: è il concetto raccontato per immagini della memoria che si tramanda e che fa vivere i nostri ricordi per sempre…

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sabato 18 dicembre 2021

Idiots and Angels - Bill Plympton

un uomo da niente a cui spuntano le ali, ma lui non vuole essere un angelo.

intorno c'è molto squallore, solo una luce, una stella nel buio, la moglie del barista del bar dove l'uomo da niente passa il tempo.

è "solo" la storia di un angelo riluttante, ed è bellissima.

buona (imperdibile) visione - Ismaele 

 

 

 

QUI il film completo

 

 

What's this, Plympton growing a conscience from his animating fingers like some Plymptonesque grotesquerie? A jerk of a man who is constantly angry at alarm clocks, birds, drivers and barmaids, starts growing angelic wings thanks to a caterpillar, and the wings force him to perform good deeds and face his lack of humanity. He is also haunted by hallucinations, and constantly attempts to get rid of the wings in gory ways. A barman and doctor, however, develop other evil plans when they see the wings. Plympton's dialogue-free animation is fascinating to look at as always, with inventive segues, trademarked grotesque exaggerations and surreal imagery. It is also by far his darkest creation (relatively) and the closest he has ever come to serious art-house, and the movie is better for it. But he does not neglect his typical humor that involves politically-incorrect jabs, sex, gore and fun but immature flights of fancy and cartoonish behaviour. The result is a mixed bag: The gothic horror, surreal existential hallucinations, and art-house romanticism take getting used to if one expects another typical Plympton outing, but they are actually the strongest aspects of the movie. The simplistic story and lack of thematic depth is a minus. The animation is beautiful and masterful. The music soundtrack is superb and sometimes inspired. The first hour or so is captivating, but, like many of his movies, the last 20 minutes loses its way with cartoon-action and a silly violent plot development. In summary, this is flawed, but it grows on you to a certain extent and it is definitely amongst his best full-length works so far.

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Des idiots et des anges est le film le plus intimiste, la plus introspectif, le plus resserré de Bill Plympton. Si son humour est toujours noir et grinçant, si les situations sont souvent délirantes et extrêmes, l'ensemble est dans un même temps plus mélancolique, poétique et romantique. Un reniement par rapport à ses débuts underground ? Plympton s'assagirait-il ? On aurait au contraire plutôt tendance à penser que le cinéaste s'est retrouvé, Des idiots et des anges rappelant son premier film, The Tune, qui était peut-être le plus proche de sa vraie personnalité. Comme s'il ne se sentait plus obligé d'aller toujours plus loin dans l'outrance et la folie pour s'assurer une place à part dans le paysage du cinéma d'animation, qu'il se livrait enfin complètement à son univers d'artiste et à sa vision douce-amère du monde.

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giovedì 16 dicembre 2021

Nowhere Special - Una storia d'amore - Uberto Pasolini

una piccola storia, un babbo senza futuro e un figlio piccolo che ancora non può sapere bene cosa sta succedendo.

la ricerca di una famiglia per il bambino è il filo conduttore del film, e intanto i due vivono i giorni più belli della loro vita.

si riesce anche a sorridere, ma non troppo, e si vede come è fatta l'umanità.

un altro avrebbe fatto di questa storia un film strappalacrime, ma per (nostra) fortuna non è lo stile di Uberto Pasolini.

una cinquantina di copie nelle sale, nessuno resterà deluso.

buona visione - Ismaele


ps: QUI è possibile vedere Still life, il film precedente a questo, sempre di Uberto Pasolini; il film è completo, in italiano, su Raiplay 

 


…ancor più degno di nota è il tocco giusto e delicato con cui, nel film, si affronta il grande tema della morte dopo la vita. John si rende conto che le sue condizioni di salute continueranno a peggiorare e allora, oltre a lasciare in una scatola suoi oggetti personali destinati al figlio, accenna delicatamente all'argomento mentre sta facendo una passeggiata con Michael. Il pretesto è offerto dal ritrovamento, da parte di quest'ultimo, della carcassa di uno scarabeo presso un albero. La curiosità del bambino nasce di fronte a simile fatto ed è John a spiegargli, molto semplicemente, che quello scarabeo è morto per le ineluttabili leggi della vita e della morte. Ha lasciato dietro di sé il suo cadavere ed è così entrato a far parte dell'infinito ciclo naturale. E ciò che gli è capitato avverrà per tutti noi (papà incluso) che nasciamo, cresciamo, invecchiamo e poi moriamo, pur lasciando qualcosa che è il ricordo negli altri tale da farci perpetuare in qualche modo. Spiegarlo così ad un bambino di soli 4 anni è senz'altro il miglior modo per enunciare la relatività delle nostre esistenze (cosa che spesso si tende a dimenticare). Ma va dato atto al regista di proporci questo tema alto senza indulgere a toni melodrammatici (con annessa lacrimuccia facile), ne' ad inoltrarsi in profonde disquisizioni filosofiche (sulla falsariga dello stile di Bergman). In fondo è solo la conferma che, come si usa dire in Francia, "c'est la vie" e a tutti noi non resta che adattarci all'eterno ciclo di nascita, vita e morte.

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Nowhere Special tocca le corde dello spettatore descrivendo il contrasto tra l’amore e la tenerezza dei momenti in cui padre e figlio sono insieme, e la rabbia e la frustrazione di John per il suo destino. Lascia sgomenti di fronte alle domande che John si pone nel percorso per scegliere le persone migliori per far crescere Michael: sto facendo la cosa giusta? Conosco davvero mio figlio? Pasolini esplora un modo diverso di essere monogenitori, di essere padre, ponendosi il quesito dei quesiti: esiste la famiglia perfetta?

Come già in Still Life, Pasolini (che è nipote di Luchino Visconti) si avvicina al tema della morte, della malattia e dell’affetto con garbo e con rara sensibilità, facendo leva sulle emozioni delle spettatore, ma scongiurando il pericolo di scivolare in un facile sentimentalismo.

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…Ciò che il regista racconta della morte è che non spazza via tutto con sé, anzi. Quello che resta è la parte più importante ed è su questo che si poggia il protagonista. Il senso prezioso della sua vita è quello che lascia al suo piccolo, e niente di più. È la sua eredità e la consapevolezza di quanto sia importante a dargli forza, perché sarà la stessa che riceverà Michael col suo ricordo, giorno dopo giorno. Solo il suo amore rimarrà, ed è descritto con sofferta chiarezza.

Pasolini è sostanzialmente un artista dal tocco fuori dall’ordinario, che riesce di nuovo ad affrontare un argomento complesso, non solo senza scadere nel melenso, ma dicendo il minor numero di parole possibili.

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Conosciuto per Still Life, con cui ha vinto per la miglior Regia nella categoria Orizzonti a Venezia70, Uberto Pasolini è un produttore, sceneggiatore e regista italiano.
Il suo esordio nel cinema è nella produzione, si occupa fin dagli anni novanta di film come Tentazione di Venere e Full monty – Squattrinati organizzati, con cui raggiunge il successo.
L’esordio dietro la macchina da presa è nel 2007 con
 Machan,  a cui segue nel 2013 Still Life, acclamato da pubblico e critica, un’opera di grande maturità dal punto di vista del linguaggio.
Su Nowhere Special , suo terzo lungometraggio, dice :

«Ho voluto girare questo film non appena ho letto del caso di un padre single che aveva passato gli ultimi mesi della sua vita alla ricerca di una nuova famiglia per suo figlio. Sebbene la situazione in cui si trovano i personaggi principali sia molto drammatica, la decisione è stata quella di avvicinarsi alla storia in un modo molto sottile, discreto, il più lontano possibile dal melodramma e dal sentimentalismo.

La principale sfida è stata quella di lavorare con un bambino molto piccolo e di creare una relazione padre-figlio credibile e onesta. A soli quattro anni il piccolo Daniel Lamont  è un attore naturale, straordinariamente consapevole e sensibile, e ha avuto la fortuna di lavorare al fianco di un attore di grande talento e generosità come James Norton». 

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