una famiglia
come tante, con i suoi fantasmi, i suoi dolori, le sue assenze.
ci si trova tutti insieme per ricordare un morto, figlio e fratello, e per
elaborare il lutto.
è tutto così normale e profondo che solo un gigante può girare un film
così, e Hirokazu Koreeda lo è.
sembra che non
succeda niente, in realtà nel film scorre la vita, come succede
raramente.
l'ho visto due volte in due giorni e la seconda volta è ancora più bello,
non privatevene - Ismaele
…Kore-eda costruisce un sommo kammerspiel del
non detto, non privo di un’elegante ironia e carico di uno sguardo dolente
prima ancora che giudicante. La quotidianità dei dialoghi, a volte persino
banalmente semplici, quasi ovvi, ci permette di entrare in contatto con la
famiglia Yokoyama con lo sguardo complice di chi, sotto sotto, riconosce
determinate dinamiche relazionali come proprie: il dialogo iniziale
sull’utilizzo del rafano, lo scambio di battute tra genero e suocera sulla
bontà del thé in bustina, l’album di fotografie sfogliato dalle donne di casa
sono esempi di una ricerca fenomenica e antropologica accurata, realistica, mai
succube del fascino della retorica.
Proprio per questa naturalezza di
sguardo – la regia in molti punti si fa quasi sussurrata, invisibile eppure di
un’armonia invidiabile – si percepisce il contraccolpo che Kore-eda ha in serbo
per il suo pubblico con una forza ancora maggiore: la sottile crudeltà di Still
Walking è in questa capacità di mostrare l’ordinario e di
dissacrarlo e distruggerlo allo stesso tempo…
…Film dolce,
bello, girato con discrezione la camera ritrae parimenti tutti e indugia sui
volti solo quando esprimono più delle parole, altre volte invece spia da
pertugi o prende una pausa su particolari ambientali. Le "tipiche"
storie familiari non paiono conoscere i confini geopolitici, sono sempre
quelle, si tratta di essere capaci di illustrarle , e Kore-eda lo è…
Most family dramas contain too much drama. In most families, the past and
present don't meet and find resolution during a 24-hour period, no matter how
many American films you've seen about Thanksgiving. Painful family issues are
more likely to stay beneath the surface, known to everyone but not spoken of.
"Still Walking," a magnificent new film from Japan, is very wise
about that, and very true.
A dozen years ago, the prized possession of this family was Junpei, the
eldest son, doted on by his parents and admired by his younger brother and
sister. But Junpei drowned while saving a life, and every year the family
gathers, as many Japanese families do, to visit his grave and memory…
…Un hijo ausente que aparece con una definición vital más pronunciada que
los presentes que le sobreviven. De forma caprichosa, aunque quizás no tanto,
recuerdo, especialmente, el plano secuencia en el que la familia se encuentra
en el jardín preparándose para hacerse la foto. Lo que tenemos en el campo de
visión es el comedor vacío y cómo el sonido engrandece el espacio con las
conversaciones que vienen del jardín. En el comedor, al fondo, de forma
centrada tenemos la foto del hijo fallecido bien definida (la madre entrará a
buscar esa foto), frente a las siluetas deformadas y borrosas de la familia en
el lateral frontal del marco de la cristalera.
Precisamente, Kore-Eda nos esconde con suma maestría cuanto de exorcismo o
de ejercicio de expiación tiene su film, hasta que asistimos al bello epílogo,
en el que el hijo recuerda a sus padres en la visita a sus tumbas. De esta
manera, la rápida recapitulación que ejercitamos a lo que hemos visto hasta el
presente, adquiere una hondura que pocas películas tienen el privilegio de
transmitir al espectador.
Un relato
desgarrador que no deja casi ninguna esperanza: cuando la raíz de una familia
está rota, es muy difícil que pueda enderezarse. Ryota es un hombre adulto.
Está cansado de las presiones de su trabajo, lucha ante el día a día, se siente
enamorado de una mujer con un hijo, sigue adelante. Pero nada de esas
cuestiones lo altera más que su papá, a quien le tiene miedo. No tiene valor
para enfrentarlo, escuchar sus críticas o su falta de interés. Su evidente
reprobación al camino que eligió. No es un doctor como él, sino un curador de
obras de arte. El encuentro en la casa de la familia en Yokohama, con la otra
hija, que pretende olvidar, mirar al piso y hacer que todo está bien, es
brillante.
…Kore-Eda logra un equilibrio perfecto entre los
detalles de suave humor que salpican la cinta, con cierto patetismo -el gordo
patán por el que dio la vida el hijo fallecido-, y hasta con momentos mágicos,
la mariposa de alas amarillas. No se cae en la sensiblería, mostrándose con
realismo los buenos deseos que presiden las reuniones familiares, y las
diferencias y puyas que surgen casi de modo inevitable. Los actores han captado
perfectamente los pequeños detalles que definen a sus personajes, por lo que la
película alcanza algo muy parecido a la perfección.
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