sabato 13 agosto 2016

After - Alberto Rodriguez

uno dei film più tristi che mi sia capitato di vedere.
tre amici, chi si vedono davvero raramente si incontrano per una serata, che poi diventa una notte molto diversa.
ciascuno è insoddisfatto della vita quotidiano, e continuerà ad esserlo.
la notte di droghe, alcool, sesso, senza rock and roll è una vera merda.
il film è diviso in tre parti, il tempo va avanti e indietro, bisogna stare attenti a non perdersi.
dice un critico "No perdamos de vista a Alberto Rodríguez" (qui), infatti dopo verranno Grupo 7 e La isla minima.
se vi capita di passare un brutto momento non guardate After, che comunque è un film bello, ma molto terribile - Ismaele







…Un film che parla delle contraddizioni esistenziali di una certa classe media, la quale non riesce o non sa trovare la felicità per mancanza di consapevolezza di sé o forse, più semplicemente, perché la felicità non esiste più, risucchiata dai bisogni primari di sesso e droga. Rodríguez segue i punti di vista dei personaggi, conduce i tre racconti con brio e schiettezza, scompone la sequenza chiave con saggia incoerenza e sa trascinarsi dietro lo spettatore.
Merito principale della sceneggiatura che alterna intimità e scatti ironici, sebbene non riesca a risolvere il personaggio di Ana, ma non è da sottovalutare una regia che sa regalare la sensualità di un rapporto in modo così vivido, riuscendo a far convivere due bravi attori (Guillermo Toledo e Tristán Ulloa), attorno alla bellezza folgorante ed eccitante di Blanca Romero. Luce carnale di un film in cui il significato del termine “racconto” pare ben chiaro.

En su desarrollo argumental, el film se postula dentro del cine español como una auténtica lección sobre el empleo del punto de vista narrativo. No sin cierta ambigüedad, las versiones de la noche y su delirio parecen corresponder a lo que cada uno proyecta en su recuerdo, obviamente truncado por el alcohol y las drogas, de modo que todos se esfuerzan por ocultar lo que les conviene, lo que les transforma en seres aún más patéticos. En este apartado concreto de la película, es obligado resaltar el refinado trabajo de los intérpretes, sobre todo porque Toledo, Ulloa y Romero se enfrentan al reto de dar cuenta de los matices que distinguen las relaciones de deseo que establecen entre sí al mismo tiempo que deben hacer creíble el estado de ebriedad que exhiben casi permanentemente en la pantalla. En su desapego existencial y en su entrega desesperada al estímulo del placer inmediato, los tres ofrecen un verdadero recital. Las sutiles variaciones, que no sólo se ciñen al apartado interpretativo, sino a los diálogos y al desarrollo expositivo de las escenas, nos hablan del modo en que cada uno de los personajes puede engañarse a sí mismo (y que explica la impostura de sus vidas), pero sobre todo de las preocupaciones formales y narrativas de un verdadero director de cine que reflexiona sobre la imposibilidad del relato unívoco y sin dobleces para explicar el mundo. No perdamos de vista a Alberto Rodríguez. 

…A parte de por su guión, After destaca por las descarnadas interpretaciones de los tres protagonistas, destacando un poco sobre las meritorias actuaciones, la de Guillermo Toledo, que cambia de registros de manera impresionante, pasando de su lado cómico a interpretar las consecuencias del consumo excesivo de alcohol y drogas. Los distintos puntos de vista (Ladrones de cuerpos, Laura 230 y Niebla) constituyen tres variantes sobre la misma noche de desfase, aportando en cada caso la representación de la rutina diaria de los tres personajes, en las cuales vamos descubriendo sus miserias, sus miedos y sus ansiedades. Rodríguez, que pertenece, por edad, a la misma generación, parece saber de lo que habla, puede que esos personajes tengan algo de él mismo, o de amigos suyos. Y su visión sobre los mismos destila nostalgia sobre la pérdida de la juventud y la inadaptación a la madurez, como si de una feroz lucha se tratara entre el mundo adulto y el mundo juvenil. Sin duda, After es una gran película de actores y de dirección de actores, porque Alberto Rodríguez se mueve como pez en el agua en ese terreno y no duda en llevar a sus actores a momentos extremos y tensos en el terreno sexual, si no al sexo explícito pero rodado con bastante buen gusto y no eludiendo mostrar la realidad…

La spietata e cinica disamina dei rapporti umani intrapresa da Alberto Rodríguez ha sicuramente i suoi punti di forza, e lo stile visivo con cui il regista affronta la materia narrata è ricercato e raffinato, finanche patinato. Il modello più prossimo al suo tipo di cinema è probabilmente quello di Alejandro González Iñárritu, con cui il rgista condivide l'approccio freddo ed "entomologico" alla descrizione della realtà. Ma Rodríguez non sembra riuscire a sviluppare una visione cinematografica autonoma, una cifra stilistica veramente propria, né a tirare le fila dei discorsi per elaborando una riflessione ulteriore sugli argomenti affrontati. In questo modo After finisce per essere un mero esercizio di stile concepito senza una vera e propria urgenza: un'elaborazione stilisticamente raffinata, che però scade nell'autocompiacimento e - è proprio il caso di dirlo - nell'onanismo intellettuale


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