sabato 18 maggio 2019

Journal 64 (The Purity of Vengeance) - Christoffer Boe

un'altra strepitosa avventura di Carl e Assad, è il quarto film che fanno insieme, li ho visti tutti, sono film che danno soddisfazione, e anche questo è un film per il quale ci sarebbero le file per vederlo.
non li portano mai da noi, ma voi sapete come fare per vederli tutti e quattro.
potrei dirvi qualcosa sul film, ma non ve lo dico, per non togliervi la sorpresa.
cercat li e godetene tutti - Ismaele






L'ultimo capitolo, si dice definitivo, della coppia di poliziotti danese e del Dipartimento Q, affronta un tema non certo nuovo, ma sicuramente attuale. Una macabra scena del crimine che uno squarcio sui lati più oscuri della Danimarca passata, tra istituti fin troppo simili alle Magdalene irlandesi ed esperimenti che ricordano I ragazzi venuti dal Brasile. Sterilizzazione di donne traviate nel passato e subite da etnie immigrate nel presente, sempre con avalli più o meno nascosti a livello governativo. Sempre di qualità eccellente, con personaggi ormai familiari per coloro che hanno visti i film precedenti ed un cattivo degno del Mengele nazista. Qualche situazione un po' forzata a livello di sceneggiatura, ma sono piccoli difetti.

Pour devenir un grand film, Dossier 64 aurait dû être plus ambitieux, original et sombre. Il aurait même pu se dispenser de clichés gênants. Mais ce n’est pas ce qu’il vise : polar de dénonciation, il aspire à ce que son spectateur soit pris dans une intrigue bien ficelée et qu’il en profite pour réfléchir (un peu). Ce n’est donc pas ici qu’il faut s’attendre à un renouvellement du genre ou même à sa contestation. Au moins y passe-t-on un moment agréable où l’on pourra frémir et s’indigner en toute bonne conscience. La morale, simple et laconique, proférée par Carl, mérite d’être citée : « Dieu est mort, l’État est démissionnaire, mais l’amour triomphe»
Y lo cierto es que el director Christoffer Boe cumple con las expectativas previas que pudiera sugerir su cinta, a la que, además, refuerza y perfila con constantes toques de humor negro esparcidos a lo largo de la trama que de alguna forma subvierten la cargante atmosfera de seriedad y pesadez grandilocuente y pseudotrascendente característica de este tipo de literatura –y las adaptaciones resultantes–.
Uno de los grandes aciertos de Expediente 64 radica, pues, en no tomarse en serio a sí misma. La pareja protagonista adquiere un papel determinante para este fin desmitificador: si bien su relación evoluciona de manera tópica y forzada, el carisma de los dos protagonistas se sobrepone a este hándicap para ganarse el favor de un público que quizá no cree tanto en lo que ocurre, pero sí en a quién le ocurre. El contraste tonal alcanza un equilibro completo en el clímax del filme, donde lo sobrecogedor de los hechos se complementa brillantemente con la hilaridad de las formas.

Desde el 2015 hasta ahora hemos tenido varias películas basadas en las novelas de Jussi Alder-Olsen. En este caso nos llega la cuarta entrega de un departamento que no es que resuelva sus casos con un singular estilo, es que tiene una pareja de investigadores con mucho gancho.
Esta buddy movie conserva sus dos protagonistas de siempre, los cuales son muy diferentes entre sí. Uno de ellos bastante borde, frío y carente de tacto. El otro mucho más cercano y empático. En este nuevo título su relación está en peligro y eso impacta en la investigación de un caso que arranca con una escena del crimen potentísima.
El desarrollo y conclusión del nuevo crimen que ha sido dirigido por un nuevo director en la saga, Christopher Boe, es casi lo de menos. La fuerza de sus imágenes y escenas o el valor de la historia que cuenta son lo más importante en una serie de películas que queremos seguir viendo y que desde hoy mismo Vértigo Films continúa en cines.

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