martedì 24 dicembre 2019

El Olivo – Iciar Bollain

attori bravissimi, una sceneggiatura di Paul Laverty (che scrive per Ken Loach, per dire), un ingranaggio che funziona benissimo.
non poteva mancare i mostri che sono il profitto, le multinazionali, il capitalismo, i soldi, che danneggiano l'umanità, le radici, i rapporti umani.
ma Alma è testarda come pochi, e ama il nonno più di tutti, e si butta in un'impresa che solo don Chisciotte poteva pensare, con Ronzinante che un supercamion, Rafa che fa il Sancho della situazione.
un film che fa anche commuovere, senza trucchetti.
non perdetevelo vi farà bene - Ismaele





El olivo, a partir de sus dos piezas que fundamentan el sustento del relato, erige una tela que engloba un seguido de actitudes que a medio camino entre la comedia y el drama, nos muestran las desavenencias y recelos que provoca la vida rural en unos tiempos marcados por la crisis económica, la corrupción institucional y la irresponsabilidad económica del último escalón del entramado laboral español.  Las problemáticas amorosas, la rebelión contra los jefes y la reflexión sobre lo vacuo de las posesiones materiales se respiran dentro de un filme que nos invita a acercarnos al lado más instintivo de la vida. Sin embargo, si bien enfoca su punto de vista en la fuerza que emerge de los más puros e irracionales sentimientos, por los que se acaban moviendo sus protagonistas, incide reiteradamente en la irremediable consecución de la mentira.
Quizás este nuevo proyecto de Bollaín peque de incredulidad en algunos aspectos, lo estereotipado de las amistades de Alma, algunos comportamientos resignados de Rafa, las casualidades temporales que fuerzan el melodrama o una resolución en tierras alemanas ausente de consecuencias penales. Sin embargo, al igual que su joven protagonista, la pasión con la que se irradia la fuerza de lo narrado con su pensada construcción de personajes, al igual que el uso de la música capturando escenas poderosas, nos dejan una película arrebatadamente emocional que arrolla la sensibilidad de un público dispuesta a disfrutar de esta hermosa aventura.

No cabe duda de que estamos ante un producto bienintencionado y agradable. Una de esas fábulas quijotescas en las que un héroe algo loco, con entusiastas ganas de cambiar el mundo, se enfrenta a una empresa utópica que le viene grande, con las que resulta casi imposible no empatizar. Sin embargo, sería injusto no reconocer que el guion de Paul Laverty –que tan preciso se mostró en su escritura de También la lluvia– incurre en determinadas trampas, más propias de un principiante, a la hora de tratar de tocar la fibra sensible a toda costa. Desde el uso repetitivo de los flashbacks para mostrarnos la especial relación que abuelo y nieta mantenían con el olivo de la discordia, hasta una visión un tanto buenrollista de la solidaridad que esta historia de la cruzada de Alma contra la multinacional alemana que tiene prisionero a su árbol despierta en la opinión pública, sensibilizada a través de las redes sociales. Estos puntos débiles de El olivo no restan un ápice de contundencia a su abierto mensaje ecologista, sus apuntes acerca de la globalización y el capitalismo, y, sobre todo, su certero reflejo de las consecuencias de la crisis inmobiliaria en la sociedad española, a través de la familia protagonista, totalmente desestructurada después de hipotecar sus vidas en un negocio que se fue a pique. Puede que sea la obra menos redonda de Bollaín desde su ópera prima pero, con ello, se trata de una propuesta de lo más emotiva y estimulante, inspiradora y con conciencia social, que conserva una gran coherencia dentro del intachable currículum de la cineasta madrileña.

El drama y la comedia se rotan cada cierto tiempo durante la hora y cuarenta minutos que dura este viaje que sin duda engrandecerá el nombre de su directora. Icíar Bollaín junto a su guionista Paul Laverty compone un relato muy original y novedoso que cala hondo y nos deja huella como el olivo en el recuerdo del abuelo. Con una fuertes raíces se agarra a nosotros y no nos suelta hasta que vemos los títulos de crédito. Una mirada hacía el medio ambiente con optimismo representada en la lucha y el activismo ecologista  en confrontación con las grandes empresas responsables de auténticos desastres en la naturaleza. Es ilógico que tengan un árbol como logotipo y después en la sombra estén deforestando zonas inmensas del planeta. En cierta manera se está condenando el expolio que hace ciertos años se hizo en nuestro país de estos característicos árboles orgullo de nuestro país…

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