lunedì 15 luglio 2019

Ecos del desierto - Andrés Wood

questo film lungo, diviso in quattro parti (adesso si chiamano serie tv, cosi va il mondo) racconta di un momento terribile della storia cilena (e della Storia tutta). 
siamo nei giorni del golpe dell'11 settembre del 1973, in Cile.
Carmen, Carlos e Germán, il figlio, sono una famigia di comunisti che va in vacanza, in un paesetto al nord del Cile.
arriva il golpe, arrestano molta gente, molti li hanno giustiziati nei giorni del golpe e in quelli successivi, bisognava estirpare il comunismo.
poi succede che Pinochet crea la carovana della morte e gli assassini lavoreranno molto, fucilando tanti esseri umani, il terrore si crea così.
ma la moglie di Carlos, la vedova, da un certo punto in poi, è un avvocato che sa quello che vuole, con tutte le difficoltà di essere in un paese militarizzato.
Andrés Wood è bravissimo a rendere tutto il dolore e lo schifo di quegli anni.
questo è successo, e succede spesso.
è un film da vedere, in spagnolo con i sottotitoli in spagnolo, non sarà facile, ma il film merita questo piccolo sforzo, sarà difficile vederlo in italiano.
buona visione - Ismaele








…Lo más destacable, por lo ilustrativo e insólito visto en la perspectiva del tiempo, es que nunca antes se había mostrado con tanta claridad en una ficción la crudeza de la represión militar y las responsabilidades de las más altas autoridades de la dictadura en esos crímenes, partiendo incluso por Pinochet. Ese salvajismo, exhibido sin ambages, deja completamente claro que estamos hablando de asesinos seriales pagados por el Estado. Un juicio político que afirmado como una verdad en televisión, resulta más incontrarrestable que cualquier declaración pública o libro de historia.
El cine de Andrés Wood nunca se ha caracterizado por ser demasiado sutil o tener alguna clase de –llamémoslo- misterio o hermetismo. Todo parece muy preclaro, determinado, pisando siempre sobre seguro, sin espacio para ambigüedades. Un cine del que uno nunca puede extraviarse. Y por eso suele pecar de cierto formalismo institucional, de historia oficial. Una historia oficial, por cierto, que en esta serie es contada desde la tragedia de una mujer de clase media alta (así como la Unidad Popular era vista a través de los ojos de un niño de la misma extracción social en Machuca). Pareciera que para certificar la brutalidad del atropello se necesitara que la protagonista pertenezca a un grupo económico acomodado. En ese sentido, no deja de ser perturbador que la manera de intentar dañarla sea asesinando a su empleada doméstica. Aunque este es un hecho verídico, la fría reacción del personaje Carmen Hertz frente a ese brutal homicidio, nos muestra el quiebre traumático que debió haber significado para la verdadera Carmen Hertz (y que la llevó a irse fuera de Chile por varios años).
Por su historia, Ecos del desierto es legítimamente un aporte a la construcción de nuestra memoria colectiva, pero como pieza audiovisual tiene limitaciones que la mantienen lejos de cualquier reconocimiento formal incluso dentro de la misma filmografía de Wood

Ecos del desierto no es una serie para divertirse ni para pasar el rato, pero es de visión imprescindible para las personas que quieran conocer de primera mano, las atrocidades que el ser humano es capaz de cometer con la excusa de Dios y la patria, en este caso a cargo de los militares golpistas con los opositores democráticos chilenos. Su visión les va a incomodar y seguramente a indignar, pero la televisión tiene un poder para denunciar hechos que debería ser utilizada mas a menudo como en este excelente ejemplo de reconstrucción histórica.

… Como abogada representó a cientos de personas que no tenían dinero ni confianza para contratar servicios de defensoría. En aquella época no se podía creer en nadie. Y Carmen junto a su equipo entregaron el apoyo y confianza a los familiares y víctimas de abusos de lesa humanidad.
Es increíble que a pesar de la muerte de su esposo Carlos Berger, asesinado por “La caravana de la muerte” en octubre de 1973, a pesar de ser madre de un pequeño niño en medio del terror y a pesar de ser constantemente acosada por los efectivos de los organismo de inteligencia del régimen, haya decidido continuar adelante, controlar su miedo y arriesgar todo por conseguir justicia donde a simple vista no se encontraría.
Carmen es un ejemplo para las mujeres actuales que nos dejamos avasallar por problemas económicos, por deudas con tiendas de retail, por hombres que no nos aman, al contrario nos dañan y agreden, por inseguridades producto de los estereotipos estéticos, por pastillas como el ravotril que nos adormecen sin permitirnos ver la tremenda fuerza interna que existe en nuestro género.
Mientras hoy mueren cientos de personas en Siria y tantas mujeres quedan solas luchando con y por sus hijos, no es posible que nosotras continuemos preocupadas solo de frivolidades habiendo un mundo en crisis que necesita de nuestra contención y acción. Mujeres debemos dejar de mantenernos en silencio, haciendo como si el elefante rosado de la habitación no estuviera ahí mirándonos acusándonos por nuestra complicidad con las injusticias sociales y por nuestro adormecimiento en los brazos del neolieralismo que nos acurruca entre sus cientos de tarjetas de crédito.
Ciertamente, en los momentos más críticos es donde vemos hasta dónde puede llegar el poder del ser humano y eso es lo que Carmen se ha encargado de demostrar. Las mujeres somos capaces de hacer justicia, sin violencia, sin represión, simplemente con constancia y trabajo. Creo que deberíamos mirar un poco más su historia de vida y convencernos que una par de zapatos más o menos no hará la diferencia.








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